Jorge Casaretto - Obispo de San Isidro
Nosotros como cristianos vemos en él un hombre del Espíritu. Sería imposible explicar la personalidad del Papa sino reconociéramos en él la fortaleza que solo el Espíritu Santo puede imprimir en los corazones.
Juan Pablo II se dejó guiar en todo por el Espíritu de Dios. Pudo llevar adelante esta misión histórica porque plasmó la idea de San Pablo que describe a los cristianos como ciudadanos del cielo que pasamos por la tierra. Difícilmente alguien puede concretar esta síntesis de una manera tan acabada como lo hizo el Papa. Todos veíamos en él a un hombre que tenía el corazón y la cabeza puesta en Dios, y justamente por eso podía tener su corazón y su cabeza puesta en el corazón y en la vida de la humanidad.
Uno de los testimonios más fuertes que recibimos de la figura del Papa fue justamente ese. Mostrar a Jesucristo como el único que puede darnos plenitud humana. El Papa mostró que la dimensión religiosa de la vida es el camino de plena humanidad.
Nos hizo ver que la fe, la esperanza y el amor, virtudes infundidas por Dios en nuestros corazones, son las que nos permiten movernos cómodamente, no solo en todo lo que hace a la relación con Dios, sino también en todo lo que hace a la relación entre las personas. Juan Pablo II es el exponente más fiel de quien puede llegar a ser un hombre de Dios es también el mejor hombre para los hombres.
Nos unimos a toda la Iglesia universal con gratitud por lo que ha significado la vida de Juan Pablo. Agradecemos también a tantas y tantas personas que se han acercado en estos días a nosotros para expresar sus condolencias y su comunión en el dolor y en la esperanza.
Que Dios realmente nos bendiga a todos y que esta muerte nos ayude a todos a crecer en comunión.
+Jorge Casaretto
Obispo de San Isidro
