Por su parte, también durante la noche, y mientras dejaba el Monumental apurado, sin detener su paso y en tono terminante, el presidente Daniel Passarella anticipó que resistirá en su puesto y que para sacarlo de ese cargo tendrán que hacerlo "con los pies para adelante".
"Hubo 50 detenidos, 25 policías derivados al Churruca con traumatismos leves y 43 personas fueron atendidas entre los hospitales Santojanni, Rivadavia, Durand y Fernández. Hubo además 15 móviles dañados", le precisaron a DyN fuentes de la Policía Federal.
Todo fue producto de los graves incidentes que se desarrollaron en el Monumental y en sus inmediaciones una vez terminado 1-1 el partido entre River y Belgrano, en un marcador que determinó el descenso de los Millonarios a la Primera B Nacional.
Según indicaron fuentes judiciales a DyN, Galante hizo cerrar el Monumental para preservar las pruebas por los destrozos que se realizaron tras el partido en el que River perdió la categoría.
El fiscal abrió una causa por daños y lesiones en riña, contra particulares. Además había abierto una causa contra la comisión directiva millonaria por haber permitido que ingresara al Monumental más público que el permitido. Según Galante, River permitió el ingreso de 53.000 espectadores contra las 45.000 autorizados.
El escándalo empezó cuando faltaba un minuto para que se cumpliera el tiempo reglamentario. Los hinchas ubicados en la Sivori Baja empezaron a romper las plateas y arrojar la maderas al campo de juego, situación que se repitió en la cabecera Centenario y otros sectores del Monumental.
Pero el descontrol fue aún mayor una vez que el árbitro Sergio Pezzotta dio por finalizado el encuentro y se consumó el descenso de los Millonarios.
La barra dejó entonces rápidamente su lugar en la tribuna y se dirigió hacia el hall central del club, donde se sucedieron distintos enfrentamientos con la Policía. Los daños provocados en ese hall fueron enormes.
Mientras tanto, otras escenas de violencia se desarrollaron sobre la avenida Udaondo, desde el Puente Angel Labruna y en dirección hacia la avenida Del Libertador. Allí la Policía Federal reprimió a los parcialidad local con camiones hidrantes, balas de goma y gases lacrimógenos.
Esa situación se repitió en otros escenarios del club y sus alrededores, donde también los daños fueron generalizados e importantes.
La intención de los más violentos fue ingresar a la concentración de los futbolistas riverplatenses y uno de los intentos se produjo por el sector de acceso a la prensa, donde algunos periodistas fueron agredidos y volaron piedras y palos.
Tantos los jugadores de River como los de Belgrano tuvieron que permanecer en el estadio durante más de tres horas una vez concluido el cotejo, lo que permite tomar una idea de la dimensión que tuvieron los hechos vandálicos.
Los daños fueron cuantiosos. Se trato de violencia multiplicada a la enésima potencia.
