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A un año del crimen del joven al que confundieron con un ladrón, elevan la causa a juicio oral

 Jonatan Sagardoy, el joven inocente que por error fue asesinado de un balazo
A un año del crimen de Jonatan Sagardoy, el joven inocente que por error fue asesinado de un balazo por un grupo que lo confundió con un ladrón en la localidad bonaerense de Villa Ballester, la justicia de San Martín elevó la causa a juicio oral para los dos presuntos autores del ataque que están detenidos, informaron hoy fuentes judiciales.

Si bien el fiscal de la causa, Fabricio Iovine, había solicitado que sean tres los acusados que lleguen al debate oral, el juez de Garantías 3 de San Martín, Mariano Grammatico Mazzari, envió a juicio por jurados a dos de ellos y decidió sobreseer al tercer acusado, aunque esta resolución aún no está firme.


El primero y más comprometido de los imputados, ya que según la investigación fue el autor material del crimen, es Guillermo Nicolás Gómez (27), quien está detenido con prisión preventiva, como presunto autor de un "homicidio agravado por el uso de arma de fuego", delito que prevé una pena de 10 a 25 años.


El segundo detenido que tiene el expediente y fue enviado a la etapa de juicio es Cristian Biasutti (34), quien estuvo un mes prófugo y, según la acusación, fue quien acompañaba a Gómez en la misma camioneta con la que persiguieron a Sagardoy.


En el juicio se definirá si a Biasutti se lo acusa como partícipe necesario -tal como solicitó el fiscal-, o secundario -con una pena menor-, del homicidio.


El tercer acusado para la fiscalía, pero quien fue sobreseído por el juez, es Leandro Morales (30), alias "Búfalo", quien trabajaba en el centro de monitoreo de las cámaras del municipio de San Martín y admitió haber participado de la persecución, pero no del crimen.


A Morales -el único de los acusados que está en libertad-, el fiscal lo imputó por "tentativa de homicidio agravado" en base a tres testigos que dijeron haberlo visto disparar en el lugar, algo de lo que no surgió evidencia balística y por ello quedó sobreseído.


Fuentes judiciales explicaron a Télam que ahora la Sala I de la Cámara de San Martín deberá resolver varias cuestiones a partir de las apelaciones que hicieron la fiscalía, el particular damnificado y algunas defensas.


En primer lugar, debe definir si se confirma que el juicio sea por jurados, tal como pidió la defensa de Gómez y avaló el juez Grammatico Mazzari, o si lo hace un tribunal colegiado, como requirió el abogado de Biassuti, quien también apeló la elevación a juicio para su cliente.


Pero los camaristas además deberán determinar si queda firme el sobreseimiento de Morales o si lo envían a juicio, tal como pidieron en su apelación el fiscal Iovine y los abogados del particular damnificado.


"Ni bien se expida la Cámara, ya está todo dado para que se sortee el tribunal y que durante el primer semestre del año que viene se pueda dar el juicio oral ", contó a Télam una fuente judicial.


El informante agregó que "es una causa muy compleja donde cada uno de los acusados tuvo diferentes participaciones en el hecho que deben aclararse en el debate".


El hecho ocurrió a las 0.20 del 31 de agosto del año pasado en la esquina de las calles Montevideo y San Pedro, de Villa Ballester, partido de San Martín, donde Sagardoy (32) llegó en su camioneta Peugeot Partner gris para asistir a un encuentro con amigos.


Cuando frenó, fue rodeado por cuatro vehículos de los que bajaron dos personas a intimidarlo, pero aceleró creyendo que se trataba de un asalto y, sin mediar palabra, le efectuaron un disparo que le ingresó por la axila derecha.


Durante el ataque, hubo un segundo balazo que destrozó la luneta trasera del vehículo e hirió a un amigo que acompañaba a la víctima.


Sagardoy condujo herido hasta el hospital Eva Perón, donde murió tras dos días de agonía.


Los propios allegados a la víctima acercaron a los investigadores a uno de los participantes del hecho, que confesó que salieron a perseguir la camioneta de Sagardoy pensando que se trataba de un ladrón que hacía 15 días había querido robar la casa de uno de ellos, pero que se habían confundido de persona.


Lo que quedó claro desde un principio en la investigación es que todo se trató de una confusión y que Sagardoy trabajaba desde hacía diez años en el sector de carpintería de la cadena "Easy" de San Martín y no tenía ningún tipo de antecedente penal.


Los dos proyectiles incautados en la causa y disparados por un arma calibre .32, fueron secuestradas luego de alguna deficiencia pericial.


Es que primero, el cuñado de la víctima encontró un proyectil en el piso de la camioneta de Sagardoy varios días después de los peritajes sobre el vehículo, y para rescatar el proyectil homicida del cuerpo de la víctima, hubo que exhumar el cuerpo y realizar una reautopsia.

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