El especialista interpretó que los ajustes tarifarios, por naturaleza, son inflacionarios en el corto plazo.
“Cuando la variación anual de los precios regulados es del 38,7% anual, como ocurrió en 2017, resulta imposible que la inflación esté en el 17%”, agregó.
Al respecto, el economista se mostró de acuerdo en la necesidad de ordenar las tarifas de los servicios públicos, como prerrequisito para bajar el déficit fiscal.
Pero advirtió que “recién cuando ese ordenamiento haya concluido podrá encararse una política antiinflacionaria a fondo”.
De hecho, señaló Beker, “recién entonces podrá diseñarse un plan integral y coordinado que ponga todos los instrumentos de la política económica, los monetarios, fiscales, cambiarios, de ingresos y también tarifarios, al servicio del combate contra la inflación”.