El informe fue elaborado entre el 15 de junio y el 20 de julio sobre un total de 386 pymes industriales y de servicios ubicadas en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense.
El trabajo ejemplificó que “una lata de tomate tiene un 40 % de impuesto y las bebidas alcohólica un 55 %, donde se incluyen tributos nacionales, provinciales y municipales”.
Según INDECOM, “el impuesto más distorsivo es el de Ingresos Brutos, porque tiene un efecto cascada sobre los insumos, dado que cada uno de los artículos que componen la materia prima para elaborar un producto ya viene con ese gravamen”.
“Esta situación también perjudica notablemente al consumidor final y repercute sobre las ventas, generando un efecto dominó que no beneficia a nadie y ni siquiera al Estado, porque si las pymes cierran, no pagarán más impuestos”, evaluó el documento distribuido a la prensa.
Además, la entidad resaltó que si las pymes “gozan de beneficios tributarios y sobre los costos laborales, a las grandes superficies de producción les va a convenir sumar a las pymes a su cadena de valor, en lugar de tener más tareas en sus propias plantas de producción”.