De esta manera, los condenados por el crimen de Santiago serían trasladados a un instituto de menores hasta cumplir los 18 y, en ese momento, conocer la pena que empezarán a purgar.
Los fundamentos de los jueces se basaron en la Ley Nacional de Menores.
La decisión del juzgado causó indignación entre los familiares y amigos de Santiago que aguardaban en las puertas mientras dentro del tribunal se leían las penas para los acusados.
El abogado de la familia Urbani, Jorge Casanovas, consideró en diálogo con la prensa que " parte del tribunal ha cometido una cuestión muy grave: eliminar algunos aspectos para buscar una calificación más benigna".
De esta manera, los jueces bajaron "del homicidio calificado que tiene como pena la prisión perpetua a homicidio en ocasión de robo que tiene de 10 a 15 años", explicó.
A su vez, el letrado precisó: "(Los jueces) dijeron que no hubo dolo directo de matar. Para el juez apoyar una escopeta en la frente y disparar es dolo eventual y no de matar".
"Vamos a tener que esperar al año que viene para saber si siguen presos, si los van a condenar y cual será la cantidad de esa pena", indicó Casanovas, al tiempo que cuestionó: "Lo consideran dolo eventual, casi como un hecho casual".
El martes pasado, en un fallo unánime, el Tribunal de Responsabilidad Penal Juvenil 3 de San Isidro adelantó el veredicto condenatorio para los dos imputados, que hoy tienen 17 años, pero tenían 16 cuando cometieron el hecho.
La familia de Santiago aguardaba que los acusados fueran condenados a cadena perpetua. "Nosotros esperamos prisión perpetua. Para mí no cabe otra condena, salvo que el tribunal considere que la pena de prisión perpetua es una pena de tiempo indeterminado y quiera determinarlo y, en ese caso nosotros, como particular damnificado, le pedimos cuarenta y ocho años", dijo el abogado Jorge Casanovas, quien representa a la madre de la víctima.
"Quiero perpetua y si fueran 50 años, mejor. Estos chicos no pueden estar sueltos. Con lo poco que he podido hablar con ellos digo, sin ser psiquiatra, que no tienen recuperación", dijo, por su parte, la madre de Urbani, Julia Rapazzini.
Por el caso, hay un tercer detenido, Emiliano Alejandro Herrera (21), que será juzgado en otro debate, y un prófugo identificado como Oscar Alberto Pérez Graham, quien, según la investigación, reclutaba jóvenes para salir a robar y, en últimos días, apareció para amenazar a un testigo, según se denunció en el
juicio.
El hecho ocurrió la madrugada del 10 de octubre de 2009, cuando Urbani llegaba a su casa de Liniers 1988 de Tigre, en su auto Chevrolet Corsa azul y fue interceptado por cuatro delincuentes.
Los asaltantes lo obligaron a entrar a la casa, donde dormían su madre y su hermana Florencia y tras robar algunos objetos lo asesinaron de un escopetazo.
