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Abrió sus puertas la Feria del Libro

Abrió sus puertas la Feria del Libro
La Feria del Libro abrió hoy sus puertas al público en un encuentro que parece apostar cada vez más a la masividad, con cientos de ofertas, stands llamativos y gran diversidad de público, especialmente jóvenes, a lo largo de interminables pabellones que ocupan toda La Rural, imposible de recorrer en una visita.
Con más de 1500 expositores, la novedad de este año la constituye la ocupación, por primera vez en la historia, de la totalidad del predio de Palermo (45 mil metros cuadrados), que se comunica con el pabellón anexado a través de un extenso túnel similar a los de las canchas de fútbol, demasiado caluroso en un día como hoy.

Los guardapolvos blancos y uniformes escolares se ven pasar como una postal infaltable de la feria, que apuesta a ese público con especial interés y que lo demostró con la flamante incorporación de La Noche de la Feria, cuando el sábado 28 permanezca abierta hasta la madrugada con entrada gratuita.

Por los pasillos, se observan numerosas ofertas, como "No se turbe nuestro corazón", de Eduardo Belgrano Rawson, "Israfael" de Abelardo Castillo, "Cien sonetos de amor, de Pablo Neruda o "El huracán lleva tu nombre" de Jaime Bayly, que se consiguen por diez pesos en el stand de Terra Editora.

La editorial Planeta también exhibe en sus mesas varias ofertas, como "Permiso para sentir" de Alfredo Bryce Echenique a 11,90 pesos, "La voluntad disculpada" de Fernando Savater al mismo precio al igual que la novela de Antonio Lobo Antunes "Qué hacer cuando todo arde".

Se destacan algunas joyitas como "El simple arte de escribir" de Raymond Chandler o "Poesía Completa I" de Silvina Ocampo, cada uno a 11,90 y los tres tomos de "Las mil y una noche" a 79 pesos.

El pequeño stand de CTERA logra imponerse con una imagen fuerte, ya que recrea un aula de colegio con sus bancos de madera, su pizarrón y tizas, y una suerte de mural sobre el fondo donde se ve el izamiento de la bandera y una consigna en sus paredes: "Viva la escuela pública".

Como todos los años, Ediciones Urano apuesta a sus best-sellers tan comentados en los últimos tiempos, como "El Código Da Vinci", "Angeles y demonios" o "La conspiración" de Dan Brown o la gruesa novela "Shantaram" de Gregory David Roberts.

Abundan también los "Evangelios apócrifos" de Jospeh Carter u otras publicaciones relacionadas con esa temática, así como los títulos de magia, esoterismo, astrología y orientalismo, donde abundan las obras de Osho.

El stand de Ediciones de la Flor descansa debajo de una enorme torta de cumpleaños con velitas, en alusión a sus 40 años de trayectoria, con una crema de torta rosa que chorrea por sobre los soportes del espacio, justo encima de sus clásicos títulos: Madfalda de Quino, Gaturro de Nik, las mujeres alteradas de Maitena y las geniales invenciones de Roberto Fontanarrosa.

No faltan los barcitos y locales de comida, instalados a lo largo de la feria, en el centro de los pabellones y también con mesitas al aire libre, que ofrecen un superpancho y una gaseosa a 5,75 pesos -en una promo para los estudiantes-, café chico a 3,50, un sandwich de jamón y queso a 7,50 y una medialuna por un peso.

"¿Este lo leyeron? Está bueno", dice una adolescente a su grupo de amigas, paradas frente al mediático libro "Resultados extraordinarios" de Bernardo Stamateas -se consigue por 30 pesos- que cobró relevancia debido a la lectura compulsiva que tuvo por un grupo de chicos encerrados en la casa de "Gran Hermano".

Como un oasis en el medio de esta amplia feria, la editorial Losada dedicó especialmente una espaciosa mesa a los grandes filósofos de todos los tiempos, donde se puede ver "El hombre rebelde" de Albert Camus, "Defensa de Socrates" de Platón, "Lo imaginario" de Sartre, "El suicidio" de Durkheim y "Ecce Homo" de Nietzche.

Es precisamente a esta mesa donde se acercó una mujer para preguntar: "Joven, este libro de es de Aristótalo?", "Aristóteles, señora", corrige el vendedor, "Y es sobre su vida?", insiste la mujer, "No, sobre sus pensamientos", asegura el vendedor. "Ah, sobre los pensamientos del Aristóteles. Qué bueno", dijo y se marchó.

Para los chicos, El Gato de Hojalata montó un divertido stand con unos enormes personajes que "vuelan" por los aires del espacio, como una princesa sonriente con un vestido rosa, para las nenas, y un dinosaurio enojado y con su boca abierta, para los nenes.

Algo parecido pensó para su público infantil el stand de Sigmar, que atestó el espacio con muñecos de peluche gigantes: osos, delfines, ranas y otros animalitos.

Mientras, en uno de los pasillos, un grupo de chicos se divierte persiguiendo a un personaje disfrazado de luchador de sumo, con una cabeza grandota de gomaespuma, que oficia de promotor de un shampú contra los piojos.

(Télam, por Mercedes Ezquiaga)

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