El casting de Gran Hermano Generación Dorada convocó a una multitud en los alrededores de Estudio Ronda, en Martínez, partido de San Isidro, donde decenas de aspirantes formaron una fila que recorrió casi toda la manzana. Muchos llegaron desde distintos puntos del país y algunos aseguraron llevar más de 20 días acampando para no perder su lugar.
Desde el móvil televisivo, los cronistas destacaron la magnitud de la convocatoria y comenzaron a recorrer la fila, donde se escucharon historias de esfuerzo, viajes extensos y decisiones personales importantes para intentar ingresar a la casa más famosa del país.
Uno de los primeros en la fila, Gabriel, contó: “Hace 21 días que estoy acá. Apenas salió la publicación vine sin pensarlo. Creo que tengo que entrar por mi personalidad”. El joven explicó que llegó desde Villa Caraza decidido a vivir la experiencia y competir por el premio.
La fila mostró un marcado carácter federal. María José, de Trenque Lauquen, relató que viajó más de 500 kilómetros para anotarse, mientras que Matías, llegado desde Formosa, explicó que arribó el 1 de diciembre exclusivamente para el casting y permanece acampando junto a otros aspirantes.
También hubo testimonios vinculados al trabajo y los sacrificios personales. Un aspirante contó que faltó a su empleo para poder estar presente. “Me acaban de llamar porque me vieron por televisión”, relató Diego, carpintero, quien agregó: “O entro a la casa o entro a la casa, no me queda otra”.
Desde Tierra del Fuego, Fabiana viajó hasta Martínez con la expectativa de representar a su provincia. “Pedí vacaciones en el trabajo y dejé a mi familia. Acá estamos con la mejor onda”, expresó. Otros participantes llegaron desde Bariloche, Campana, Zárate, La Plata, Mar del Plata, Merlo y Bernal, entre muchas localidades.
Entre las historias más llamativas apareció “La Máscara”, quien aseguró que ingresaría al reality caracterizado y luego se revelaría dentro de la casa. “Seguramente muchas personas se van a desenmascarar”, afirmó. También hubo aspirantes que manifestaron su fe religiosa, otros que sueñan con trabajar en medios y quienes prometieron donar el premio en caso de ganar.
Una de las participantes de mayor edad, Viviana, de 66 años, explicó su motivación: “Siempre estuve del lado de espectadora. Ahora quiero jugar adentro de la pantalla”. Su testimonio fue celebrado por quienes aguardaban en la extensa fila.
Mientras el tránsito continuaba sin cortes en la zona, la escena dejó una postal poco habitual en Martínez: carpas, mochilas, carteles y personas de todo el país reunidas por un mismo objetivo, ingresar al casting de Gran Hermano, en una convocatoria que transformó por varios días el entorno de Estudio Ronda.

