La situación económica de las familias argentinas atraviesa un momento crítico: casi uno de cada cuatro hogares (23,4%) se endeuda para poder llegar a fin de mes, según un informe elaborado por el Instituto Argentina Grande (IAG) durante el primer trimestre de 2025.
El estudio, basado en datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), advierte que este nivel de endeudamiento se acerca al pico registrado durante el macrismo (25%), aunque con una estructura de deuda diferente. La cantidad de familias que recurren a entidades financieras creció un 24% desde el cambio de gestión, y un 61% de los hogares se ve obligado a combinar créditos bancarios con préstamos de familiares o amigos para cubrir sus necesidades básicas.
Salarios que no alcanzan y deudas que crecen
El IAG subraya un desequilibrio creciente entre ingresos y deudas. Mientras el monto total adeudado a bancos y financieras aumentó un 69% en términos reales desde noviembre de 2023, el salario real del sector privado registrado cayó un 2,5% en el mismo período.
Hoy, el 30% de los argentinos —más de 15 millones de personas— mantiene deudas con el sistema financiero, lo que transforma al crédito en una herramienta para sobrevivir más que en una vía para acceder a bienes durables. “El endeudamiento se convirtió en una estrategia para complementar ingresos porque no alcanza”, destaca el informe.
Tasas de interés “prohibitivas” que ahogan a las familias
El “apretón monetario” implementado por el Gobierno para controlar el tipo de cambio encareció de forma drástica el acceso al crédito. Las tasas de interés para el financiamiento con tarjeta de crédito (87,4% TNA) y los préstamos personales (81,6% TNA) superan en más de 50 puntos porcentuales la inflación anualizada, que se ubica en 28,3%.
Según el IAG, este escenario agrava el círculo vicioso del sobreendeudamiento, ya que los hogares destinan cada vez una mayor proporción de sus ingresos a pagar intereses, dificultando la salida de la espiral de deuda.
Inflación y pérdida de poder adquisitivo
El poder de compra de los salarios continúa deteriorándose. Desde el cambio de gestión, la inflación acumulada es del 233%, mientras que los salarios del sector público nacional solo aumentaron 115%, lo que implica una caída real del 32%.
Los servicios públicos fueron los que más golpearon el bolsillo, con subas por encima del promedio general, mientras que productos como la carne y la leche mostraron incrementos más moderados.
El informe anticipa que, con la actualización de los ponderadores del INDEC prevista para el próximo año —que dará mayor peso a los servicios—, la inflación acumulada desde el inicio de la gestión podría elevarse al 247%, reflejando un deterioro aún mayor del poder adquisitivo.

