En la Provincia de Buenos Aires existen 140 consultorios de cesación tabáquica que brindan tratamientos gratuitos para quienes desean dejar de fumar, con modalidades grupales o individuales, y con o sin medicación. Un mapa digital del Ministerio de Salud bonaerense permite ubicar cada centro por distrito.
Historias que inspiran
Marta, mi compañera, era de las que se levantaban y prendían. Yo, en cambio, esperaba hasta el primer mate. Pero una vez que empezaba, fumaba uno tras otro, cuenta Antonio Giuliani (67), quien logró dejar el tabaco hace siete años en el Centro de Atención Primaria N°13 de San Martín. La enfermedad pulmonar crónica de su esposa, que falleció en 2021, fue un fuerte recordatorio del peligro del tabaco.
De vivir 24/7 con un cigarrillo entre los labios, Antonio pasó a no fumar más. Él asegura que lo logró “gracias al tratamiento, al grupo y a Mariano. ¿Por qué decidí ir? ¡Porque nos estábamos matando!”
Mariano Levkovich, médico especialista en tabaquismo y autor del libro “Desatados”, trabaja en el CAPS 13 de Villa Lynch. Los consultorios de cesación tabáquica ofrecen dos modalidades: intervención breve (cuatro consultas de 30 a 45 minutos) y intervención intensiva (dos entrevistas de admisión y siete consultas de más de 30 minutos, grupales o individuales), según explicó la psicóloga Laura Fulio, integrante del Programa Provincial de Control del Tabaco.
El Gobierno bonaerense cuenta con un mapa web georreferenciado (www.ms.gba.gov.ar/sitios/tabaco o ingresar al sitio web del Ministerio, donde además del mapa de consultorios se ofrece una Guía de Autoatención y consejos sobre cigarrillos electrónicos y los beneficios de abandonar el tabaco.
Según un estudio de 2021, el 23,1% de los bonaerenses fuma. De ese total, el 98% consume cigarrillos industrializados, un 10,6% prefiere armados y un 3,6% utiliza cigarrillos electrónicos o vapers, que también generan dependencia.
“Los cigarrillos generan dependencia física, psíquica y social, y los fármacos disponibles actúan sobre esa dependencia y atenúan los síntomas de abstinencia, como irritabilidad, ganas de fumar, cansancio o ansiedad”, explicó Levkovich.
La psicóloga Fulio resaltó la importancia de la escucha activa: “Es fundamental tener en cuenta la experiencia previa de la persona que consulta, si ya dejó antes, cómo fue el proceso, si tiene algún preconcepto sobre alguna medicación…”.
El factor más difícil de sobrellevar es la nicotina, la más adictiva de las 7.000 sustancias tóxicas del tabaco. “Los neuroreceptores que absorben la nicotina se desensibilizan después de 4 a 6 semanas sin fumar. Una sola pitada los reactiva, por eso es vital comprometerse con el tratamiento y, si hay recaídas, continuar sin rendirse”, agregó Levkovich.
Experiencias personales
A los 61 años, Antonio tomó conciencia de su adicción: “Dejé un cigarrillo en el cenicero mientras cocinaba unos chorizos a la pomarola. Sin darme cuenta, prendí otro. Me dio tanta bronca que tiré el atado a la basura”. Al día siguiente inició su tratamiento en el CAPS 13: “Fue lo que más me ayudó, porque donde uno flaqueaba lo contaba en el grupo y los demás siempre tratábamos de ayudar. Antes, para mí, el cigarrillo era un amigo hipócrita, tóxico. Cuando me di cuenta de que me iba a matar, me adelanté y yo lo maté a él”.
Lourdes Morales (61) compartió el grupo con Antonio y fumó durante 35 años, llegando a 40 cigarrillos diarios. “Pensaba que me calmaba la ansiedad y la soledad, pero en realidad me estaba sometiendo a una adicción muy dañina”.
Fulio explicó que el enfoque cognitivo-conductual se centra en cambiar hábitos y puede revelar conflictos personales que requieran terapia psicológica adicional: “Dejar de fumar moviliza o deja en evidencia ciertos conflictos personales que hacen necesario trabajar más profundamente”.

