Un hombre acusado de liderar una banda criminal que realizaba robos en viviendas mediante la modalidad de entradera fue detenido este jueves por la DDI San Isidro en un operativo realizado en la Ciudad de Buenos Aires. La detención fue ordenada por la Unidad Funcional de Instrucción de Martínez, a cargo del fiscal Patricio Ferrari.
El procedimiento tuvo lugar en una vivienda ubicada en la calle Ramallo al 4000, en el barrio porteño de Saavedra, donde fue arrestado A. D. A., de 34 años, sospechado de ser uno de los principales miembros de una organización que operaba en San Isidro, Tigre y otras localidades del norte del conurbano bonaerense.
La investigación se inició tras un robo ocurrido el 19 de diciembre de 2024 en Martínez, donde una víctima de 60 años fue sorprendida por tres delincuentes dentro de su casa. Pese a que forcejeó con los atacantes y logró gritar para pedir ayuda, los ladrones escaparon tras sustraer diversos objetos de valor, dejando al hombre encerrado en la vivienda.
Las cámaras de seguridad registraron el momento exacto en que los ladrones escaparon abriendo la reja con una llave falsa. Las pericias determinaron que no se forzaron cerraduras, lo que llevó a calificar el hecho como robo agravado por el uso de ganzúa o llave falsa y por ser cometido en poblado y en banda.
Tras meses de análisis de imágenes, relevamientos y declaraciones, los investigadores identificaron al sospechoso ahora detenido. En el allanamiento se incautó un teléfono celular considerado clave para la causa.
El procedimiento fue avalado por el Ministerio Público Fiscal, que además ordenó la continuidad de la investigación para dar con los otros integrantes de la banda, actualmente prófugos.
Otra banda que robaba duplicando llaves
De forma paralela, otra causa judicial vinculada a hechos similares está a cargo de la fiscal Paula Hertrig de la UFI de Boulogne. En ese expediente se investigan al menos tres robos cometidos entre 2021 y 2024 en San Isidro y Tigre, incluyendo uno a un ciudadano austríaco.
En todos los casos, las cerraduras de las viviendas no presentaban signos de violencia, lo que confirmó la hipótesis del uso de llaves duplicadas.
Según fuentes del caso, la banda tenía una estructura organizada y sofisticada. El proceso comenzaba en un estacionamiento, donde un empleado copiaba las llaves de los domicilios a partir de los datos encontrados en la guantera de los autos que dejaban sus dueños.
El esquema se completaba con la participación de un empleado municipal que alertaba sobre la presencia policial en la zona, y la coordinación de los ataques desde tres cárceles bonaerenses, donde presos dirigían los movimientos de los miembros de la banda por teléfono.
El entramado fue desbaratado gracias a una serie de allanamientos realizados por la DDI San Isidro en domicilios del conurbano y en unidades penitenciarias, que derivaron en siete detenciones. Dos sospechosos permanecen prófugos.
