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Mascotas y seguridad: Cómo evitar accidentes domésticos cuando hay perros o gatos en casa

Cómo evitar accidentes domésticos cuando hay perros o gatos en casa
Compartir la casa con un perro o un gato transforma completamente la experiencia de habitar un espacio. De pronto, las rutinas se reorganizan, los objetos cambian de lugar, los horarios se modifican y las prioridades se ajustan. Pero más allá del cariño y la compañía, hay una dimensión menos romántica que también entra en juego: la seguridad.

Convivir con animales implica reconocer que no todos los rincones del hogar están pensados para ellos. Algunos elementos que resultan inofensivos para una persona pueden ser peligrosos si quedan al alcance de una mascota curiosa o ansiosa. Desde cables y productos de limpieza hasta plantas ornamentales o pequeños objetos que pueden tragarse, el entorno doméstico está lleno de estímulos que pueden terminar en accidentes si no se identifican a tiempo.


Detectar zonas de riesgo antes que ellos


Los perros suelen explorar con la boca. Los gatos, con las patas. Ambos tienen una capacidad asombrosa para alcanzar lugares que parecían fuera de su alcance. Por eso, revisar los espacios desde su lógica—agacharse, mirar qué cuelga, qué queda a la vista o a su altura—es un buen ejercicio para anticipar posibles riesgos.


Dejar objetos frágiles en estantes bajos, ubicar productos tóxicos sin cierre de seguridad o tener cables sueltos que puedan morderse o jalarse son situaciones que pueden parecer menores hasta que ocurre un incidente.


También es común que mascotas muy activas deslicen alfombras, derriben lámparas o incluso abran puertas si no están bien cerradas. En este sentido, incorporar trabas, protectores o barreras puede ser útil sin interferir con la estética del hogar.


Plantas y alimentos que conviene evitar


Muchos de los elementos que embellecen una casa no están pensados para compartirla con animales. Plantas como la azalea, el filodendro o el lirio pueden ser tóxicas si se ingieren. Lo mismo sucede con productos como el chocolate, las uvas, la cebolla o el ajo, que muchas veces quedan al alcance sin que se perciban como un riesgo.


Tener una lista de qué no debe haber en casa o, al menos, fuera del alcance de las mascotas, ayuda a evitar intoxicaciones o visitas de urgencia al veterinario. También es importante revisar etiquetas de productos de limpieza, desinfectantes o repelentes, que pueden contener químicos dañinos si se lamen o inhalan.


Ventanas, balcones y escaleras


Los gatos, en particular, son conocidos por su habilidad para trepar y explorar alturas. Pero eso no significa que estén exentos de caídas. En departamentos, una red o malla en balcones y ventanas puede evitar accidentes graves. En casas con escaleras, se pueden incorporar barandas o cerramientos, especialmente si hay perros mayores o con problemas de movilidad.


También hay que prestar atención a superficies resbaladizas. Pisos de cerámica, mármol o madera lustrada pueden dificultar la movilidad de animales grandes o en edad avanzada. En esos casos, sumar alfombras antideslizantes o rampas es una forma sencilla de adaptar el hogar.


Convivencia con terceros: lo que no siempre se controla


Además del cuidado dentro de casa, las mascotas pueden generar situaciones de riesgo hacia fuera. Un perro que se escapa y muerde a alguien, un gato que se mete en la casa vecina y rompe algo, una maceta volcada por un salto imprevisto que termina dañando un auto estacionado. Son incidentes posibles, incluso cuando el animal está bien educado.


Por eso, cada vez más personas consideran incorporar seguros de hogar que incluyan protección ante daños a terceros provocados por mascotas. Aunque no todos lo contemplan, hay pólizas que permiten sumar este tipo de cobertura, ofreciendo respaldo legal y económico en caso de incidentes fuera del control directo del dueño.


Saber que cubre el seguro de hogar cuando hay mascotas


No todas las coberturas piensan en los animales. Algunas excluyen explícitamente los daños provocados por ellos, mientras que otras permiten incluirlos como parte del entorno habitual del hogar. Entender qué cubre el seguro de hogar cuando hay mascotas es clave para evitar sorpresas en el momento en que más se necesita respaldo.


Esto incluye no solo daños a terceros, sino también situaciones en las que una mascota resulta herida durante un siniestro: un incendio, una inundación o incluso un robo violento. Algunas aseguradoras ofrecen asistencia veterinaria, estancias temporales o reembolsos en caso de extravío, aunque siempre bajo condiciones específicas.


Consultar estas opciones al momento de contratar una póliza, y ser claro respecto a la presencia de animales en el hogar, permite evitar rechazos o demoras en caso de tener que hacer un reclamo.


Prevenir como parte del cuidado


Cuidar a una mascota no es solo alimentarla y llevarla al veterinario. También es preparar el entorno para que pueda moverse con seguridad, descansar sin sobresaltos y no convertirse—sin querer—en fuente de incidentes para otros. A veces eso implica reorganizar muebles, sumar barreras o cambiar costumbres. Pero siempre es una inversión en bienestar compartido.


Porque una casa pet friendly no se define por la cantidad de juguetes en el piso ni por la paciencia de quienes la habitan, sino por la capacidad de anticiparse a lo que puede pasar. Y cuando ese cuidado se extiende también a contar con respaldo ante lo imprevisto, todo el hogar—personas y animales—gana en tranquilidad.

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