Las armas nucleares tácticas, que seguirán bajo el control del ejército ruso pero serán operadas por personal bielorruso, podrán ser utilizadas tanto para la legítima autodefensa como para la disuasión de una agresión extranjera o en caso de un eventual conflicto con las naciones de la OTAN.
La medida fue acordada con el mandatario bielorruso Alexander Lukashenko, quien llevaba tiempo solicitando el despliegue de armas nucleares rusas en su territorio. Para el día primero de julio de 2023, la Federación de Rusia terminará las instalaciones en territorio bielorruso de un silo para el almacenamiento nuclear y pondrá en operación estas instalaciones. Putin subrayó que las armas que se desplegarán no violarán las obligaciones del tratado START.
El despliegue de 10 bombarderos con capacidad nuclear en Bielorrusia, así como número indeterminado de misiles hipersónicos armados con ojivas nucleares tácticas, es una respuesta contundente y directa al suministro de proyectiles de uranio empobrecido a Ucrania desde el Reino Unido, medida que Rusia considera una amenaza a su territorio y a la salud de los habitantes de la región.
Vladimir Putin también destacó que la Federación de Rusia puede responder de forma simétrica al envío de proyectiles de uranio empobrecido, desplegando en el campo de batalla sus propias municiones de este tipo, ya que cuenta con decenas de miles de ellas que lograrían destruir con gran facilidad los tanques de fabricación occidental.
Esta medida aumenta la tensión en Europa y puede tener graves consecuencias para la seguridad regional. La OTAN y los Estados Unidos aún no han emitido una respuesta oficial al anuncio del despliegue de armas nucleares tácticas en Bielorrusia.