"Esta es la mejor evidencia de agua y olas que hemos visto en toda la misión", dijo Ashwin Vasavada, científico del proyecto Curiosity en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en California.
El explorador, que lleva recorriendo Marte desde 2012, transmitió imágenes de patrones ondulados en la superficie de las rocas, causados por las olas de un lago poco profundo hace miles de millones de años.
Los científicos de la NASA se sorprendieron al encontrar pruebas tan claras de la existencia de agua en el cráter Gale, donde el explorador está ahora.
"Hemos escalado a través de muchos depósitos lacustres durante nuestra misión, pero nunca habíamos visto ondulaciones de olas tan claramente", dijo Vasavada en un comunicado, informó la agencia de noticias AFP.
"Esto fue especialmente sorprendente, porque la zona en la que estamos probablemente se formó en un momento en que Marte se estaba volviendo más seco", agregó.
Curiosity está explorando las laderas de una montaña de 5.000 metros de altura conocida como Monte Sharp.
El explorador también ha detectado residuos en un valle que fueron arrastrados por deslizamientos de tierra húmeda en el Monte Sharp, dijo la NASA.
"Estos restos de tierra son probablemente la prueba más reciente de la presencia de agua que veremos alguna vez", explicó Vasavada. "Nos permitirá estudiar capas más altas en el Monte Sharp que no podemos alcanzar".
La NASA indicó que el Monte Sharp proporciona una especie de "línea de tiempo marciana" a los científicos, con las capas más antiguas en la parte inferior y las más jóvenes en la parte superior.
Esto les permite "estudiar cómo evolucionó Marte de un planeta que era más parecido a la Tierra en su pasado antiguo, con un clima más cálido y abundante agua, al desierto helado que es hoy en día", dijo, agregó AFP.
Otro explorador de Marte, Perseverance, aterrizó en el planeta rojo en febrero de 2021 para buscar indicios de vida microbiana en el pasado.
Este vehículo multitarea recogerá 30 muestras de rocas y suelo en tubos sellados que se enviarán a la Tierra en la década de 2030 para su análisis en laboratorio.