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El difícil Réquiem de Eva Duarte



Por Mariano José Visoso*

Hoy es un nuevo aniversario de la muerte de Eva Duarte de Perón. A las 20:25 del 26 de julio de 1952 Evita dejaba de ser la “Abanderada de los pobres” para convertirse en la “Jefa Espiritual de la Nación”. Tuvo uno de los más impresionantes funerales que recuerda la Argentina. Durante días, cientos de miles de argentinos se acercaban a su ataúd para despedirse. Su descanso final sería el edificio de la CGT, lugar que consideraba suyo. El Presidente Perón decidió embalsamar su cuerpo y para ello contrató al prestigioso Dr. Pedro Ara Sarriá. Evita sería hermosa para siempre.


Golpe de septiembre de 1955


El Gral. Lonardi y el Almirante Isaac Rojas llevaron adelante un golpe de estado autodenominado “Revolución Libertadora”. Su principal objetivo era el de borrar al peronismo de la faz de la tierra. Detuvieron y fusilaron a dirigentes peronistas, demolieron la Mansión Unzué (residencia de Perón y de su segunda esposa donde hoy funciona la Biblioteca Nacional) quemaron sus fotos y cuadros y dictaron el decreto ley 4161 por el cual se prohibía nombrar al Gral. Perón y hacer cualquier referencia al “régimen depuesto”.


En noviembre de 1955 Carlos Moori Koenig, jefe de la inteligencia militar retiró el cuerpo de la sede sindical y lo llevó a su oficina guardándolo en un armario. Una vez allí, lo mostraba como a un trofeo. Al tiempo fue desplazado y el propio Aramburu se encargó de “darle santa sepultura”. A esta altura el cadáver de Eva ya había sido mutilado (le cortaron un dedo para tomarle las huellas digitales), golpeado, tajeado y manoseado, según consta en informes, por el propio Moori Koenig.


Si bien el traslado del cuerpo de Evita se hacía en secreto, era habitual que en las cercanías aparecieran velas encendidas y flores. Esto desesperaba aún más a los encargados de su custodia. Una noche, el Mayor Eduardo Arandia, quien estaba a cargo de la custodia del féretro, en un estado de nerviosismo, disparó a la oscuridad creyendo que se estaban llevando el cuerpo. Mató a su mujer embarazada.


Operación Traslado


En 1957 el coronel Héctor Cabanillas y el sacerdote Francisco Rotger organizaron el traslado de Eva a Italia. Una vez que tuvieron el apoyo informal del Papa Pío XII, el padre Giovanni Penco llevó adelante la estrategia del traslado del cuerpo. Desde Buenos Aires zarpó el buque “Conte Biancamano” con destino a Génova. Una vez allí, con el nombre de María Maggie de Magistris, Eva fue sepultada en la fosa 41 del campo 86 del cementerio Maggiore de Milán.


En 1971, el Presidente de facto Gral. Lanusse decidió devolver el cuerpo de Eva a Perón, quien se encontraba exiliado en España. Entonces se inició la operación de restitución del cuerpo. Los encargados fueron el embajador argentino en España Jorge Rojas Silvera y los mismos militares que lo habían llevado a Italia: el coronel Héctor Cabanillas y el agente de inteligencia Manuel Sorolla. El ataúd de Evita fue trasladado en una camioneta desde Milán a Madrid y restituido al viudo.


Eva vuelve a Bs As


Después de la muerte de Juan D. Perón (1°de julio de 1974), la Presidenta Isabel Martínez, presionada por Montoneros (estos habían secuestrado el cadáver de Aramburu), dió la orden de repatriar los restos de Evita. López Rega se encargó de traerlos y en noviembre de 1974, custodiado por agentes de la Triple A, llegaron al país con destino a la Quinta de Olivos. En 1976, otro Presidente de facto, Jorge Rafael Videla finalmente le devuelve el cuerpo a la familia Duarte, quienes la sepultan en un panteón de la Recoleta. Ahora sí, Eva descansa en paz.


Por Mariano José Visoso


Mariano José Visoso


El autor es profesor de historia y Lic. en gestión educativa. Consejero Escolar de Juntos por el Cambio Tigre

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