Según informaron fuentes policiales, el presunto homicida, de 35 años, se presentó en la comisaría octava de San Isidro y confesó el crimen, por lo que fue detenido y policías se dirigieron a su domicilio.
En el lugar, los uniformados encontraron el cuerpo baleado, también de 35 años, en el fondo de una piscina, tapado con una frazada y con signos de haber sido baleado.
En el interior de la casa se secuestraron medicamentos y una pistola Bersa calibre 3.80, con la que se habría cometido el crimen.