“No se ha demostrado objetivamente la autenticidad de las mismas, ni su proveniencia de yacimientos arqueológicos.
Incluso no consta en el expediente denuncia alguna sobre robo de las mismas o desaparición”, expuso su abogado en el escrito al que accedió NA.
En ese sentido, entre los elementos que Olivares tenía en su poder habían dos colmillos “supuestamente pertenecientes al Museo de la Plata no han sido reportados como perdidos, robados o desaparecidos”.
Olivares dijo que los objetos que tenía “formaban parte de una colección privada” y que “no se encontraban a simple vista, sino que se mantenían en la privacidad”.
“Carlos Olivares es un anticuario, un hombre que históricamente ha comprado miles de antigüedades. Pero lo que aquí importa es que mi defendido, como claramente lo definen la mayoría casi total de quienes fueron consultados por su saber relacionado con antigüedades han determinado con claridad, cuanto menos, la imposibilidad de determinar la originalidad de cada uno de los elementos que estaban en su posesión”.
“El mero hecho de tener una cruz en nuestro poder no nos convierte en católicos, tampoco el tener el manifiesto comunista en nuestra biblioteca nos convierte en comunistas, así tuviéramos una lupa usada supuestamente por Marx o un sombrero que le hubiese pertenecido”, resumió irónicamente su abogado en la presentación.
En su casa de Beccar, el anticuario Olivares tenía una gran colección de objetos antiguos entre los cuales había 80 elementos vinculados al nazismo como ser bustos de Hitler hasta instrumentos de medición racial o de generales.
Por el hallazgo, Olivares estuvo un tiempo detenido por asociación ilícita y contrabando agravado pero luego excarcelado y ahora a punto de ir a juicio.