En ese aspecto, finalmente se aprobó un documento que ratifica la pertenencia del radicalismo a Cambiemos y al mismo tiempo promueve "su reformulación, ampliación, fortalecimiento, mejora e institucionalización a través de un programa común que responda a los preceptos doctrinarios de la UCR".
También establece (en clave de condición para el PRO) que se debe definir "un esquema de funcionamiento reglado y sistémico que provea certidumbre en los procesos decisorios" y conforma una Comisión de Acción Política que deberá velar por el cumplimiento de estos puntos.
La comisión estará integrada por Cornejo, los gobernadores Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes) y tres miembros nominados por la Mesa Directiva del Comité Nacional, cuyos nombres se desconocen hasta el momento.
Fuentes del partido consultadas por NA coincidieron en señalar que uno de esos tres lugares será para el histórico operador Enrique "Coti" Nosiglia, uno de los promotores de la candidatura de Martín Lousteau a presidente o a vice en una eventual fórmula compartida con el PRO.
El documento surgió de un acuerdo entre el sector de Cornejo, que venía reclamando la ampliación de Cambiemos en forma de una "nueva coalición" con dirigentes del peronismo, y el ala de la UCR bonaerense y los dirigentes de buen diálogo con la Casa Rosada, como Ernesto Sanz y Agustín Campero, que buscaban la ratificación de la alianza.
Las negociaciones comenzaron el último domingo por la noche y continuaron este lunes por la mañana, concluyendo en un documento que combinó ambas posturas y recogió el único punto que todos los radicales, sin excepción, comparten: la necesidad de una mayor participación en la toma de decisiones.
El acuerdo entre esos dos sectores terminó de sepultar la posición más crítica, que proponían la salida de la UCR de Cambiemos, grupo en el que se anotó Ricardo Alfonsín, quien se retiró de la Convención antes de que empiece.
Entre los muchos convencionales que dieron su opinión durante la cumbre hubo una mayoría que se pronunció a favor de ratificar la pertenencia de la UCR a Cambiemos, mientras una barra de militantes ubicada a pocos metros les gritaba "traidores" y cantaban contra el presidente Mauricio Macri.
No obstante, también se escucharon muchas críticas y pedidos de ruptura, especialmente por parte de los convencionales del interior del país, donde Cambiemos viene cosechando una derrota tras otra.
Ninguno fue tan duro como Cornejo, quien además de reclamar "menos PRO en el Gobierno", cuestionó el programa económico de Macri e incluso reconoció que "hay probabilidades ciertas de salir derrotados" en las elecciones.
De manera similar se expresó el convencional Miguel Bonino, que pronosticó que "con Mauricio Macri a la reelección" la UCR va "al cementerio", o Lucía Alberti, quien dio su discurso bajo un paraguas para protegerse de "la lluvia de inversiones que prometió el macrismo" y, después de esa chicana, lanzó: "Somos la cenicienta del PRO".
En tanto, se expresaron a favor de seguir en Cambiemos dirigentes como el ex senador nacional Rodolfo Terragno, que advirtió que el radicalismo "no debe debilitar el Gobierno al que pertenece".
"No podemos cambiar nuestra posición 26 días antes del cierre de las listas. Hay que cambiar Cambiemos, pero la tenemos que ampliar nosotros, apelando a los radicales de todo el país", agregó el histórico dirigente.
"Estamos absolutamente convencidos de que la coalición Cambiemos debe ser ratificada", sostuvo a su turno la ex presidenta de la Convención Nacional Lilia Puig, quien por otra parte fue ovacionada por lograr la aprobación de su proyecto para incluir la paridad de género en la Carta Orgánica del partido.
En línea similar se expresó la diputada nacional Karina Banfi, quien sentenció: "Cambiemos somos nosotros".
El también diputado Facundo Suárez Lastra señaló que "el Gobierno de Cambiemos debe necesariamente mejorar" pero el radicalismo "no debe tender puente alguno con la corrupción ni con el autoritarismo" sino "dar una batalla política".