En promedio, la recaudación de las provincias se explica en un 76% por Ingresos Brutos, un 20% por impuestos a la propiedad y un 3% por otros tributos.
“Estas proporciones ponen en evidencia que el Impuesto a los Ingresos Brutos está siendo el pilar de la autonomía financiera de las provincias. Consecuentemente, cualquier cambio requiere activar una fuente alternativa de recursos”, evaluó IDESA.
Por ese motivo, consideró que “resulta pertinente evaluar la potencialidad de los impuestos a la propiedad”.
Según datos del Ministerio de Hacienda, las provincias recaudan a través de los impuestos a la propiedad el equivalente al 1,1% del PBI.
“Este dato muestra que las provincias recaudan relativamente poco con los impuestos sobre la propiedad. Se trata de una importante debilidad del sistema tributario ya que estos tributos son los que contribuyen a mejorar la distribución del ingreso y tienen un impacto menos distorsivo sobre la producción y la generación de empleos”, subrayó la consultora.
Y subrayó que “se necesita coraje político y capacidad técnica para abordar la sustitución de impuestos distorsivos por tributos sobre la riqueza”.
“Hay que tener en cuenta que Ingresos Brutos y Sellos resultan fáciles de recaudar desde el punto de vista administrativo y muy amigables desde el punto de vista político ya que pasan inadvertidos para gran parte de la población”, añadió.
Pero aclaró que, por el contrario, los impuestos a la riqueza “son complejos de gestionar y recaen de manera explícita sobre los segmentos medios y altos de la sociedad, generando muchas resistencias y rechazos”.
Para IDESA, el Gobierno nacional debería eliminar el Impuesto a los Bienes Personales, “para permitir que las provincias sean las únicas responsables de administrar los impuestos al patrimonio”.(NA)