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Caso Urbani: El fin de Una banda que tomaba cerveza con "rivotril" para salir a robar

La banda que cometió el asesinato de Santiago Urbani estaba conformada por un hombre de 43 años aún prófugo que reclutaba a adolescentes y jóvenes de un humilde barrio de la localidad bonaerense Garín y que salían a robar "al voleo" luego de tomar cerveza con "rivotril".
De acuerdo a lo que el fiscal de San Isidro Andrés Zárate probó durante la instrucción y el juicio, la noche del homicidio, Oscar Alberto Pérez Graham (43) -el único prófugo hasta el momento-, se reunió en una esquina con los dos adolescentes de 17 años hoy condenados y con un tercer joven de 21.

Allí, les propuso salir a asaltar a bordo de un Renault 18 que acababa de robar cuando estaba estacionado en la vía pública.

Con las confesiones y los testimonios de los familiares, amigos y vecinos de los imputados, el fiscal Zárate pudo reconstruir que aquella noche los cuatro integrantes de la banda estuvieron tomando cerveza con "rivotril" durante cuatro horas en Garín, hasta que decidieron salir a robar en horas de la madrugada.

Al ser el único que sabía manejar, Pérez Graham actuaba de chofer y hacía de "campana" mientras que los tres más jóvenes eran los encargados de capturar a las víctimas e irrumpir en las casas.

Los delincuentes estaban tan drogados que incluso la propia madre de la víctima, Julia Rapazzini, contó en la causa y en el juicio que luego de escucharse el escopetazo, el asesino de su hijo entró a su habitación y le exigió la entrega de "rivotril" y no se fue de la casa hasta que ella le dio una caja de calmantes.

La banda escapó con 2.000 pesos, una caja de acrílico con alhajas, una laptop, dos PC, una filmadora, una cámara digital, tres celulares, dos guitarras eléctricas con sus pedales, una máquina de afeitar y una depiladora, que cargaron en el Chevrolet Corsa de Urbani.

El fiscal también logró probar que luego de ejecutar al joven, la banda regresó al barrio de Garín donde vivía, incendió el Chevrolet Corsa en un descampado y le ofreció a todos los vecinos los elementos robados en la casa de la víctima, entre ellos, el parlante "woofer" del auto de Urbani.

Además, otros testigos que tuvieron contacto con los imputados declararon que se jactaban de haber sido ellos los que asesinaron "al chico de Tigre que salía por la tele".

Incluso, según la investigación, el sindicado asesino mostraba las fotos de Urbani que había en la memoria de la cámara digital que le robaron y además le dio a su novia el celular del joven asesinado para que le limpiara la sangre.

Otras pruebas importantes son huellas de los imputados encontradas en la casa de los Urbani y en el auto Renault 18 que dejaron abandonado en Tigre y el hallazgo, frente a la casa del sindicado asesino, de la escopeta recortada calibre 16 que según las pericias es el arma homicida.

Pérez Graham permanece aún prófugo y el Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense ofrece una recompensa de entre 10.000 y 70.000 pesos para quien aporte datos para su captura, solicitada por el fiscal de Tigre Cosme Iribarren.

En el juicio se denunció que Pérez Graham apareció en los últimos días por el barrio para amenazar a un testigo.

El cuarto integrante de la banda, Emiliano Alejandro Herrera (21), está preso con prisión preventiva a la espera de que otro tribunal, de mayores de edad, lo juzguen en otro debate.

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