El secuestro de Bergara, liberado el 24 de enero pasado, tras permanecer 33 días cautivo luego de que su familia pagara 230.000 dólares en billetes y joyas como rescate, generó un fuerte malestar, especialmente luego de que fueran detenidos varios policías algunos de ellos en actividad y la reinstalación del debate por la inseguridad en la provincia a lo que se sumó el crimen de Garrido.
Incluso, el martes pasado, el gobernador bonaerense Daniel Scioli tuvo que escuchar un reclamo por la inseguridad del ex presidente Néstor Kirchner durante un acto que compartieron en el partido de Avellaneda: "Daniel, metete con fuerza; hay que hacer un fuerte proceso ordenador en esa policía... definitivamente", le dijo el titular del PJ.
El propio gobernador había expresado con fuerza su bronca tras la liberación del empresario, cuando señaló: "Queremos que los responsables del hecho estén donde tienen que estar. Los quiero a todos presos".
En ese momento, la situación de Salcedo ya era sumamente delicada, a tal punto que el 26 de enero, dos días después de la liberación de Bergara, Scioli mantuvo una reunión de dos horas con Stornelli, al cabo de la cual parecía que se iba a sellar la suerte del jefe de la Policía.
Si bien en ese encuentro, desarrollado en la sede del Banco Provincia en la Capital Federal, no hubo definiciones, allí habría quedado sellada la suerte de Salcedo.