Después, acusaron a la familia de saber que la socióloga había sido asesinada y decir que había sufrido un accidente en la bañera, pero en las dos audiencias de la semana que termina no quedaron dudas de que el círculo íntimo de Carrascosa impidió que la policía ingresara al country Carmel de Pilar aquel 27 de octubre de 2002.
El único alivio para los allegados a la socióloga fue el resultado negativo de los estudios de ADN a los que se sometieron, pero si bien los análisis los excluyen de haber sido quienes atacaron a la mujer, no los sacan de la escena del crimen.
La declaración más explosiva desde que empezó el proceso, el 20 de febrero pasado, la dio el jueves el ex jefe de Antisecuestros de la Policía Bonaerense Angel Casafús, que llamó a la familia de la víctima "banda de mafiosos, destinada a encubrir un homicidio".
Pese a que quedó claro que Casafús detesta a la familia porque le hizo perder su ascendente carrera en la fuerza, el comisario acusó a Horacio García Belsunce, hermano de la víctima, de pedirle: "Por favor, sacame la policía de encima".
Si bien Casafús ordenó el envío de efectivos, ningún patrullero ingresó aquella noche al barrio, presuntamente porque policías habrían recibido algún tipo de dádiva.
Ese dato lo corroboró Enriqueta Vázquez Mansilla, ex esposa del presidente de Carmel Alberto White, quien aseguró que escuchó cómo un amigo de la familia, Sergio Binello, le pidió a su marido que la policía no ingresara al barrio y que si era necesario, pagara una coima.
Una de las versiones de lo que ocurrió con ese patrullero la dio la semana pasada el médico Santiago Biasi, el segundo en atender a María Marta en su casa, quien contó que el vio pasar el móvil hacia el country pero días después los policías le contaron que no habían entrado porque los habían "arreglado".
Otro testigo clave que dejó tambaleando la versión del accidente en la bañera fue el prestigioso médico Manuel Nolting, quien dijo que "Pichi" Taylor, amiga de María Marta, le impidió ver el cadáver y al declararlo en la instrucción del caso se sintió "apretado" por el hermano y el cuñado de la víctima.
En tanto, tres ex empleados de una funeraria afirmaron que familiares de María Marta realizaron averiguaciones para cremar su cuerpo y que incluso eligieron el ataúd más barato para enterrarla porque tenían previsto llevar adelante esa práctica.
A lo largo de las veinte audiencias que ya lleva el juicio, esos testimonios resultaron los más reveladores acerca del encubrimiento, pero hasta ahora la fiscalía no presentó ninguno que involucre al viudo directamente con el crimen.
Incluso antes del juicio, las pruebas contra Carrascosa por el homicidio nunca fueron contundentes: por ejemplo, jamás se pudo hallar el arma con la cual se dispararon los seis balazos que la víctima recibió en el cráneo, ni hay testigos que lo hayan visto entrar a su casa a la hora del crimen, estimada en las 18.30.
Tal vez para intentar sumar algún indicio más en esta etapa, el fiscal Diego Molina Pico pidió que se realice una nueva pericia balística a los seis plomos para determinar la marca del revolver calibre 32 utilizado.
Se trata de un peritaje a través del cual por la forma y profundidad de las estrías que el cañón de un arma deja en un proyectil, se puede averiguar a qué marca pertenece.
El fiscal está eufórico con la avalancha de testimonios contra Carrascosa y en los últimos días hasta recompuso un poco la relación con los tres colegas que lo asisten en el juicio, quienes se le unieron en su estrategia a la hora de interrogar a los testigos clave.
(Télam, por Vanina Save).
