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La tragedia y resurrección de Charly Garcia estremeció el 2008 musical

La tragedia y resurrección de Charly Garcia estremeció el 2008 musical
Del acabóse casi total a una milagrosa recuperación que genera, ahora sí, esperanzas creíbles de otra oportunidad -la última- para que Charly García se haga a sí mismo y al arte todo el gran favor de volver a aportar su inabarcable talento desplegando energía en lo que más sabe hacer, canciones extraordinarias, en lugar de insistir en su recurrente y aberrante autodestrucción.
No otro como ese renacer de un genio indiscutible ha sido el suceso de mayor importancia musical de los tantos impactantes que enmarcaron un 2008 consagratorio para la Argentina, ya que de manera definitiva logró insertarse dentro de las diez plazas más importantes del mundo, en cantidad y en calidad de sus ilustres visitantes.

En los últimos años actuaron aquí los mejores exponentes de variados géneros; la temporada que se va dejó una enorme estela de figuras rutilantes y, a tono con la portentosa tendencia, ya hay grandísimas novedades para el 2009, como que vendrá por fin la mejor banda de rock de la última década, Radiohead.

La grilla nacional cerró el año con un acontecimiento de estallido similar al que despidió 2007 cuando se reagruparon los Soda Stereo, a través del rugiente reprise en River de Los Fabulosos Cadillacs.

Pocos después, en un diciembre inolvidable, el Indio Solari convocó a más de 100 mil personas en dos memorables conciertos en el estadio Unico de La Plata que renovaron el clamor del retorno de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, un sueño que casi seguramente se va a cristalizar dentro de no mucho tiempo y que tendrá el mismo impacto fosfórico de las juntadas de los grupos liderados por los carismáticos Cerati y Vicentico.

Otros regresos importantes a los escenarios fueron protagonizados por Los Enanitos Verdes y el Manal Javier Martínez, el ex Serú Girán Pedro Aznar se calzó (ya era hora) la camiseta diez editando un discazo doble, el mejor de su carrera solista, mientras que Celeste Carballo se animó a su primer álbum tanguero que le viene dando muchas y merecidas satisfacciones.

En un año muy fructífero para el jazz local, al igual que en el rubro folclore, emergió, rutilante, la gran cantante Ligia Piro para introducir necesarias hormonas femeninas a un colosal seleccionado masculino liderado por el director y multinstrumentista Juan Cruz de Urquiza, que en el amanecer de 2009 dará a luz "Strange Fruit", un Cd presentado deliberadamente a hurtadillas en el pequeño pero tan prestigioso club Lounge de Retiro que promete convertirse en el máximo suceso discográfico del género.

Lo mejor del tango estuvo representado por dos figuras emblemáticas. Amelita Baltar, intacta a los 68 años, que además de dar notables recitales se enfrascó en un novedoso proyecto electrónico que, por lo poco escuchado, será imperdible. Y Raúl Garello, a los 72 haciendo una música maravillosamente innovadora y que le sigue recomendando a los jóvenes que abandonen el repertorio de siempre y asuman riesgos por un tango de temática musical y sobre todo letrística que aborde realidades contemporáneas.

Dinosaurios de varias especies internacionales tampoco faltaron. Algunos deslumbraron, otros decepcionaron.

Los norteamericanos John Mayall (74 años) y otro veterano, Duke Robillard, emocionaron con su vigencia en atrayentes jornadas de blues, la imponente cantante ciega Diane Shuur y la austríaca María Bill despacharon conciertos de elevadísimo nivel en el ND Ateneo y Bob Dylan, con su inalterado y único timbre gutural, avisó en una mágica noche en Vélez que todavía está muy lejos de irse a dormir, lo mismo que el excéntrico Ozzy Osbourne, el eterno romántico Michel Bolton y la impresionante Jane Birkin. Apenas sacaron un esforzado aprobado Julio Iglesias, Roberto Carlos y Nicola Di Bari. En cambio, Boy George flameó su decadencia irreversible y los Doors fueron un fracaso estrepitoso contratando al mediocre cantante Brett Scallions.

Para juzgar lo más seriamente posible la performance de Madonna, mejor plasmar el enfoque que le dieron las publicaciones especializadas, no sólo en música sino en ella misma, tal es la magnitud de su figura. "Como actuación de un súper ambicioso espectáculo, entre cuatro y cinco estrellas. Como cantante, entre dos y tres, ya que en todo su fastuoso tour desafinó en varias canciones", fue el veredicto extractado.

Para muchos, Madonna no ha alcanzado aún la medalla de oro a la mejor artista pop, distinción que parece de momento estar vacante ante los desvaríos de Britney Spears, la robotización de Kylie Minogue y el encanto, pero en retirada, de Cyndi Lauper.

Queen+Paul Rodgers dieron un estridente pero algo tedioso show en Vélez y Michel Bublé sólo se esmeró -y lució- para despertar suspiros de sus producidas fans de las primeras cinco filas del Grand Rex.

En contraste, el ex líder de Pulp, Jarvis Cocker, deslumbró en su primera vez en La Trastienda, lo mismo que la jovencísima afroamericana Esperanza Spalding, la bella inglesita Joss Stone, la española Concha Buika y el tremendo Trevor Reznor al frente de Nine Inch Nails, la mejor banda de rock industrial y ahora con sus flamantes dos nuevos y estupendos discos, una de las cinco top del planeta.

Volvieron a gustar, y mucho, los conocidos grupos Megadeth y The Cult, el eximio guitarrista Joe Satriani, copiado descaradamente por los tan exitosos como algo almibarados Coldplay en un resonante caso de presunto plagio que ya se dirime en la justicia de Los Angeles, el conjunto de Jason Pierce Spiritualized y la movida que tuvo lugar por los 50 años de la bossa nova, que trajo aquí el talento de Hermeto Pascoal, Gal Costa, Gilberto Gil, Toquinho y Lenine.

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