Los camaristas Guillermo Treacy y Jorge Alemany consideraron “evidente que el fármaco no puede estar al alcance del usuario en una góndola, dado que si ello ocurriese la función de la farmacia de limitaría a exponer medicamentos y luego cobrar el precio, sin mayores diferencias con cualquier otra actividad comercial”.
Los amparistas recordaron que el texto de la ley que regula el ejercicio de la actividad farmacéutica establece que "los medicamentos denominados de venta libre deberán ser dispensados personalmente en mostrador por farmacéuticos o persona autorizada para el expendio".
"La venta libre de esos medicamentos es una actividad que conlleva riesgos para la salud de los ciudadanos”, afirmó Proconsumer en su reclamo contra Farmacity, donde agregó que "por el uso indiscriminado que se realiza de la medicación de venta libre se han llegado a producir más de 10.000 muertes anuales”.