Entre otras cosas, los trabajadores exigen más higiene en las unidades y que “se cumpla con la frecuencia que ordena la CNRT (por la Comisión Nacional de Regulación del Transporte)”.
Héctor Cáceres, miembro del sindicato interno, detalló que se trata de “un compañero delegado” que fue echado “sin ningún motivo”.
“Dijimos que esta fue la gota que derramó el vaso. No va a haber servicio y le pedimos disculpas a los pasajeros, pero ellos también saben qué es lo que está pasando”, señaló durante una entrevista televisiva.
Los empleados de la línea tenían previsto realizar asambleas en las cabeceras ubicadas en el barrio porteño de Barracas y en la ciudad bonaerense de Maschwitz para debatir cómo continúa el reclamo.
Si no reciben una respuesta por parte de las autoridades de MONSA, es probable que la interrupción del servicio continúe a lo largo de esta semana.
“Es una situación que no se puede sostener. Esta es una guerra que no es solo de nosotros. Atrás de este conflicto hay un empresariado que quiere acaparar cosas que no le corresponden, como el sindicato”, advirtió Mario Molina, uno de los delegados de los choferes, en diálogo con la agencia NA.
Por su parte, Néstor Marcolín, otro de los dirigentes gremiales de la línea, advirtió que la compañía “quiere despedir arbitrariamente” a parte de su planta.
Además, cuestionó duramente a las autoridades de MONSA al señalar que brinda “un pésimo servicio y frecuencia”, con “mal estado de las unidades y condiciones de seguridad e higiene”.
En el marco de estos reclamos, una caravana de colectivos generó complicaciones en el tránsito en la Panamericana, a la altura de Escobar, en dirección a la Ciudad de Buenos Aires.
Estas unidades, que se dirigían a las cabeceras para participar de la asamblea, ocuparon todos los carriles de la autopista y dificultaron la circulación en la zona.