Se trata de un nivel de consumo que es de imposible alcance para una persona que vive todo el año en su casa y utiliza al menos una cocina de dos hornallas y mucho menos si en el hogar vive una familia tipo (pareja con dos hijos en edad escolar).
Los usuarios que estén contemplados en la categoría R31-R33 (con un consumo de entre 1001 y 1800 metros cúbicos de gas anuales) la suba observada en la factura será del 32%, con lo que la boleta promedio pasará de 958 a 1.269 pesos.
Para la última categoría residencial, que es la R34 (con un consumo de más de 1.800 metros cúbicos de gas al año) el ajuste será de 28%, por lo que factura promedio mensual pasará de 2.195 a 2.805 pesos.
Aranguren dijo en la conferencia de prensa que si el Gobierno no impulsa estos incrementos de tarifas sería “imposible” generar inversiones para que crezca la producción para bajar la dependencia de las importaciones.
A partir de ahora, precisó el funcionario, las variaciones de las tarifas del Gas Natural por red responderán a los movimientos en el costo de transporte y distribución del fluido por lo que habrá una adecuación por inflación, teniendo en cuenta el Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM).
A su vez, también impactará el costo del gas en boca de pozo que responderá a la ley de la oferta y la demanda y a la variación del tipo de cambio, dado que si bien los consumidores pagan en pesos sus facturas, las productoras se lo venden en dólares a la transportadoras y distribuidoras.
El ministro de Energía y Minería consideró que si bien la tarifa de gas seguirá en aumento durante los próximos cuatro o cinco años, luego “podría darse un sendero de disminución de precios por la mayor producción, principalmente cuando Vaca Muerta esté produciendo en altos niveles”.
“Tenemos como meta lograr un sistema más equitativo y eficiente en el que quienes pueden paguen la energía según el precio que establece el mercado y que los subsidios, que irán a la baja, vayan exclusivamente a los más necesitados”, dijo Aranguren.