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Argentina empató como local con Venezuela y complicó sus chances mundialistas

Argentina empató como local con Venezuela y complicó sus chances mundialistas
El seleccionado argentino transita las Eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018 por un tortuoso camino, plagado de incertidumbre, oscurecido por la angustia de no poder ensamblar a sus reconocidas figuras y complicado por actuaciones desconcertantes como la de esta noche ante Venezuela, el último de la clasificación, frente al que expuso un rendimiento de mayor a menor.
El 1 a 1 en el Monumental, de cuyas gradas bajaron nuevamente silbidos, expresó una realidad preocupante a dos fechas de concluir la competencia, con el equipo todavía fuera de los puestos de acceso directo a la Copa del Mundo.

La expectativa por la ambiciosa propuesta de Jorge Sampaoli acabó en una profunda decepción por la falta de respuestas del equipo en los momentos apremiantes y no fue catástrofe futbolera, justo a 24 años del 0-5 Colombia, por la escasa jerarquía del adversario.

El manifiesto del entrenador santafesino dispuso cuatro futbolistas con prioridad defensiva (los tres marcadores centrales y Guido Pizarro, el medio más retrasado) y el resto con decidida vocación ofensiva para desbordar al conservador seleccionado venezolano. De los diez jugadores de campo, ocho se movieron por el sector interno y sólo dos por el externo: Lautaro Acosta en la derecha y Ángel Di María por la izquierda.

La intención consistió en atraer rivales hacia el centro, a partir de la fluidez de juego que pudieran establecer Lionel Messi y compañía, y entonces sorprender con dos elementos veloces y punzantes como los extremos de Lanús y París Saint Germain.

Ellos dos fueron los jugadores de mayor sacrificio en el esquema argentino porque estuvieron obligados a retroceder a posición de laterales cuando Venezuela lograba cortar el circuito de juego rival y encarar a la línea de fondo compuesta por Javier Mascherano, Federico Fazio y Nicolás Otamendi.

Acaso esa exigencia le haya costado a Di María una nueva lesión muscular, esa que le impidió a los 25 minutos continuar con el prometedor partido que realizaba como atacante abierto por la izquierda.

Argentina controló la pelota en un alto porcentaje del tiempo, estableció buenos circuitos internos y generó media docena de situaciones de gol en el área durante el primer tiempo, todas falladas por falta de precisión o apariciones a destiempo.

La disposición de los jugadores de mitad de la cancha hacia adelante tuvo a Pizarro como respaldo de la línea media; Messi y Éver Banega en la tarea de gestionar por el sector central; Acosta y Di María situados para ensanchar la cancha y Dybala, desdoblado como socio de Messi y acompañante de Icardi, el único habitante fijo en el área rival.

En el comienzo, con la tranquilidad de todo el partido por jugarse, hubo buenas sociedades entre Acosta-Dybala y Messi-Di María para desbordar y crearle espacios a Icardi.

Conforme transcurrieron los minutos, ya sin Di María, pero principalmente por la impaciencia que generaba el cero en el marcador, la propuesta del seleccionado argentino se opacó y aquellas sociedades dieron paso a los esfuerzos individuales más relacionados a la desesperación.

Marcos Acuña, el sustituto de Di María, fue el emblema en ese momento del juego argentino. De una escalda suya en el segundo tiempo sobrevino el gol del empate anotado en contra por Rolf Feltscher.

Sí, gol del empate, porque tres minutos antes el equipo tuvo un desacople tan fatal como imaginable de acuerdo a la descompensación de jugadores defensivos y ofensivos.

Banega perdió una pelota con el equipo desplegado en los metros finales de la cancha, Mascherano se apresuró en el achique y Venezuela enfiló derecho al gol ante un rival desprotegido, con Fazio y Otamendi para cubrir todo el frente de ataque.

Después del 1-1 se observó la peor versión del conjunto argentino, sin plan de juego, con sus jugadores desparramados y un entrenador confundido, que no encontró solución en los cambios.

Darío Benedetto reemplazó a Dybala y más tarde Javier Pastore ingresó por Icardi, con la intención de encontrar claridad para una asistencia. Pero nada función como Argentina necesitaba y en el descontrol del funcionamiento, Venezuela tuvo más de una réplica mano a mano para quedar en la historia.

Sin identidad definida y con un equipo frágil para contextos adversos, la clasificación para Rusia quedó seriamente en riesgo. Argentina no tiene margen de error y deberá ganar los dos últimos partidos ante Perú y Ecuador, el mes próximo, si quiere evitar el desastre de ver el Mundial por televisión.

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