La ceremonia exhibió un reconto de las distintas etapas de la historia de la humanidad en Gran Bretaña y de esa evocación participaron más de diez mil voluntarios. La emoción creció hasta finalizar con el encendido del pebetero olímpico, que mantendrá viva la llama hasta el 12 de agosto.
La fiesta comenzó con la campanada inicial que dio el británico Bradley Wiggins, flamante campeón del Tour de Francia de ciclismo, luego del recuerdo en pósters de los anteriores Juegos Olímpicos y de una cuenta regresiva realizada con globos estallando al pasar.
Hubo una gran puesta en escena, convirtiendo el terreno del estadio en una zona rural, con campesinos trabajando en la agricultura, dando muestras de los inicios de la economía, basada en el trabajo manual.
Luego fue el turno de la Revolución Industrial, con hombres trabajando en industrias y allí se vivió un momento impactante en la noche londinense, cuando crecieron grandes chimeneas desde el campo y luego, en el aire, se formaron los anillos de la bandera de los Juegos Olímpicos, que representa la unión de los cinco continentes.
Hubo tiempo también para recordar la llegada a Gran Bretaña de los inmigrantes tras la Segunda Guerra Mundial. El rock inglés también estuvo inmerso en la ceremonia y hasta tuvo su espacio el humor de Mister Bean y el Agente 007, quien llevó a la Reina Isabel II en helicóptero hacia el estadio.
Entró en escena más tarde David Beckham, futbolista que, vestido de traje oscuro, condujo la lancha que llevó por el río Támesis la antorcha que luego encendería el emblemático pebetero.
Luego, fue el turno del desfile de las 204 delegaciones, comenzando con Grecia, como tributo por ser el país fundador y la primera sede, tanto en los Antiguos como en los Modernos Juegos Olímpicos.
Argentina fue la novena en salir, por orden alfabético, y con Luciana Aymar como abanderada, se lució en la tradicional caminata de presentación.
La última delegación en salir fue Gran Bretaña, por ser la anfitriona, con trajes blancos y vivos dorados, con una suelta de papelitos a la par que llenó de algarabía al Estadio Olímpico.
La banda de rock Arctic Monkeys le puso música a la ceremonia y al mismo tiempo el cielo se iluminó con espectaculares fuegos artificiales.
La sorpresa argentina la dio el músico Daniel Barenboin, quien ingresó la campo tomando la bandera olímpica con grandes personalidades, entre las cuales se destacó el ex boxeador estadounidense Muhammad Alí.
Para el final, la antorcha llegó al estadio en la lancha piloteada por Beckham y dentro del campo la posta la tomaron siete chicos atletas británicos, quienes fueron los encargados de encender siete focos en el centro, que luego se transformaría en un gran ramillete y que a la postre se cerraría para formar el pebetero, donde quedará encendido el fuego olímpico hasta el 12 de agosto.
El cierre fue para el gran músico Paul McCartney, sumado a un extraordinario juego de luces dentro y fuera del estadio.
De esta manera, se abrió el telón de los XXX Juegos Olímpicos, que a partir de este sábado tendrán el protagonismo de las competencias deportivas.
