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Pueblada en Cañuelas por el crimen de dos hermanos

Vecinos de Cañuelas protestaron por el doble crimen y pidieron la renuncia de la intendenta
El doble crimen de Leonardo y Marcelo Massa, los hermanos comerciantes asesinados en Cañuelas, continuó desatando hoy la ira de los vecinos de esa ciudad, que se concentraron desde la mañana frente y dentro del edificio de la municipalidad para expresar sus reclamos e incluso demandar la renuncia de la intendenta, Marisa Fassi.
Además, los manifestantes increparon a funcionarios del área de Seguridad de la provincia de Buenos Aires y hasta insultaron a los jefes policiales, entre ellos el titular de la fuerza, Hugo Matzkin.

Con paraguas y bajo la lluvia, cientos de ciudadanos de Cañuelas, ciudad de unos 50 mil habitantes, se concentraron desde las 9 en la puerta de la Municipalidad, tras lo cual varios de ellos ingresaron a la sede comunal, para demandar seguridad y desafiaron a las máximas autoridades policiales que buscaban poner paños fríos a los reclamos.

Es que cuando los jefes policiales buscaron explicarle a la población que estaban trabajando sobre "varias hipótesis" para atrapar a los asesinos, la mayoría de los manifestantes prefirió tapar esas palabras con gritos e insultos -"hijos de puta", les dijeron-, y reclamaron con el batir de palmas "Marisa dónde está", en alusión a la intendenta, cuya renuncia exigieron.

Según trascendió, la dirigente del Frente para la Victoria, esposa del ex intendente y actual ministro de Agricultura bonaerense, Gustavo Arrieta, estaba en ese momento bajo una crisis nerviosa, mientras que los que salían infructuosamente a mediar con la gente eran Matzkin, jefe de la Policía Bonaerense, y el titular de departamental San Vicente, Guillermo Minghetti.

"Coimeros", "hijos de puta", "seguridad", gritaba la gente apagando la voz de los policías que habían solicitado un micrófono para calmar los ánimos.

Un rato antes había estado el ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, para abogar por "tranquilidad" y asegurar se estaba "trabajando".

"El compromiso tanto de la intendenta como el nuestro es quedarnos acá hasta que esto se aclare -dijo-. El gobernador (Daniel Scioli) me ha pedido transmitir a los vecinos que se calmen, esperemos. Este es un trabajo que hay que llevarlo adelante con calma con prudencia y con racionalidad".

Ante una intendenta desbordada -en un momento Casal le dijo "andá, andá", recomendándole que entrara a sus oficinas-, el ministro se hizo cargo de la situación.

Desde el Gobierno nacional se pronunció el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, para calificar de "bestias" a los autores del doble crimen y pedir que dejen actuar a la Justicia.

El hecho ocurrió ayer, cuando dos hombres armados irrumpieron en el supermercado "Doña Rosa", ubicado en Avenida Libertad entre Olavarría e Yrigoyen, a unas 15 cuadras de la estación de trenes del ex Ferrocarril Roca, en el sudoeste bonaerense.

Allí, los hermanos Leonardo y Marcelo Massa, de 36 y 38 años respectivamente, fueron baleados a quemarropa sin que quedara en claro la violencia del ataque. Leonardo recibió un disparo en la cabeza que lo mató en el lugar, mientras que Marcelo fue herido en el pecho y murió poco después en el hospital cuando estaba en el quirófano.

No era la primera vez que Marcelo era víctima de la inseguridad: hace seis años había perdido un riñón cuando forcejeó con un delincuente que lo amenazaba con un arma.

Este hecho se dio en medio de una ola de delitos violentos que desde hace dos meses sufre la población de Cañuelas y que incluso había puesto ya en peligro hace varios días el negocio de las ahora víctimas.

Tras el doble homicidio unas tres mil personas fueron hasta la puerta de la comisaría, pero acordaron una nueva protesta para hoy, cuando llegaron distintas autoridades.

"Nos mataron a dos hijos de Cañuelas. Dos chicos trabajadores, buena gente y no podemos dejar esto así", gritó una mujer en la marcha, mientras otra joven lloraba pidiendo piedad "por la familia de Leonardo y Marcelo".

Matías Massa, hijo de uno de los comerciantes asesinados, sostuvo que "no" cree en lo que la Policía le explicó sobre el hecho que conmocionó a la población y se limitó a responder "no sé nada" cuando le preguntaron si el doble homicidio podría haber sido una venganza.

"Estamos muy dolidos, son dos trabajadores de toda la vida de Cañuelas, queremos justicia, trabajaremos hasta que esclarezca. Los vecinos tienen razón de estar mal", se limitó a decir a la prensa la jefa comunal, que era reclamada por los ciudadanos.

Si bien la mayoría de los vecinos eran de Cañuelas, también se acercaron personas de otras localidades e incluso un comerciante de Quilmes alzó la voz para recomendar que "no bajen los brazos" para pedir seguridad y denunciar el índice de delincuente en su zona.

"Esto es un cáncer que se está ramificando en todo el país. No hay que destituir a nadie. Hay que pedir seguridad. No se dejen mentir ni embaucar, que de una vez por todas el pueblo se tiene que levantarse y tiene que protestar", bramó.

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