Todo comienza mientras Sofía Ponte (Mirtha Legrand), exitosa mujer de negocios dedicada a la industria de los cosméticos, se dirige a la celebración del aniversario número 40 de su empresa, Fémina.
Pero una vez en el lugar, la policía sorprende a la millonaria y le comunica que deberá detenerla, ya que hay una acusación de evasión y fraude al fisco en su contra.
Ahí, la historia retrocede algunas horas para poder seguir la previa del accidentado festejo y conocer cómo es el entorno del personaje de Legrand. Así se descubre que la empresaria es viuda y que, además, tiene un hijo fallecido (Juan Gil Navarro) y una nieta, Amparo (Florencia Bertotti), que además de nadadora profesional es la debilidad de la abuela.
También hay otro hijo, Juan (Taibo), que según "La dueña" se esfuerza mucho aunque su mujer (Andrea Frigerio) no lo ayude. Y dos nietos sin talento (Brenda Gandini y Juan Pedro Lanzani), que también trabajan en la empresa familiar.
El menor de los hermanos es Diego (Fabián Vena), un gurú de la autoayuda al que su mujer acaba de echar de su casa y que vuelve a vivir en el hogar materno. Y hay una suerte de nieta adoptiva, Daniela (Jorgelina Aruzzi), que es hija de la mucama de la señora Ponte y que oficia como suerte de asistente y mano derecha.
También hay un recién llegado a la empresa, Félix (Vicuña), un joven que se postula para ser secretario de Sofía pero que, en realidad, busca vengarse de "La dueña" y su familia por haberle hecho daño a Teresa (Claudia Lapacó), su madre, y haber causado una muerte de la que por el momento no se dieron más detalles.
Es justamente Teresa, internada en una clínica psiquiátrica, quien llama a Ponte para decirle que tuvo una premonición de que alguien atentará contra su vida. Por eso, la empresaria finge ser apresada por las autoridades para pode irse de su fiesta sin despertar sospechas.
Pero su cómplice, el juez Oliverio (Alfredo Casero), le revela a la protagonista que hay denuncias en su contra que podrían terminar en graves problemas legales y que fueron realizadas con información que sólo podrían tener alguien que trabajara con ella y tuviera acceso a información confidencial.
Lo que lleva a Sofía a reunirse con los suyos para comunicar que alguien cercano la traicionó. Aunque hay algo más que ella no dice y es que un misterioso doctor la llamó de urgencia para comunicarle un "avance en el deterioro" que debe ser atendido con urgencia.
Más allá de su trama, bastante rebuscada, lo que llamó la atención del debut de "La dueña" fue el cruce permanente de realidad y ficción, merced a las repetidas alusiones a la vida de "Chiqui".
Desde el inicio, cuando su personaje se lamenta de que no puedan acompañarla sus fallecidos marido e hijo, hasta la escena donde Sofía afirma que todavía es "una vendedora de fantasías", en alusión a un filme de Daniel Tinayre protagonizado por la artista, el primer envío fue un festín de la autorreferencialidad.
En ese sentido, los puntos más altos fueron cuando la empresaria saludó con un besito y haciendo "¡chau chau!", como Legrand en sus almuerzos; y cuando gritó "¡mierda, carajo!" para festejar el triunfo de su nieta en un torneo, una ironía sobre un viejo video difundido por Chiche Gelblung en el que la diva insultaba a sus colaboradores y discutía con su difunto marido.
En cuanto al nivel de producción, la propuesta de Endemol y Telefe mostró un gran trabajo en los lujosos decorados y en las escenas en exteriores, muchas de ellas filmadas en La Mansión del Hotel Four Seasons. (Reporter, por Mariano Lago).
