El accidente, cuyas causas eran desconocidas esta tarde para las autoridades y la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA), ocurrió a las 8.32 cuando el tren 3.772 llegó desde la localidad bonaerense de Moreno a la plataforma 2 de la estación Once, "no logró detener su marcha y colisionó con los sistemas de paragolpes de contención".
El violento impacto provocó que dos vagones chocaran entre sí, uno de los cuales quedó prácticamente incrustado en otro, por lo que los pasajeros sufrieron todo tipo de lesiones, algunos murieron aplastados, y otros tuvieron que hacer equilibrio durante más de cuatro horas hasta que pudieron ser liberados de entre los hierros de las cabinas por bomberos y policías.
Cuerpos inertes, gritos, manchas de sangre y la desesperación por escapar del lugar fueron las escenas más impactantes de esta mañana en la estación, donde no faltó el gesto solidario de pasajeros y agentes de seguridad que con escaleras, barretas y sus propias manos ayudaban a rescatar a las víctimas.
Varios pasajeros dijeron a DyN en el lugar que "la formación venía muy cargada" y relataron que tras el golpe "la gente quedó una arriba de la otra".
El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, decretó hoy dos días de duelo en la Ciudad y envió "las condolencias" a los familiares de las víctimas.
En tanto, el dirigente Rubén Sobrero y otros referentes sindicales advirtieron que la "falta de inversión" de la empresa en el servicio genera "deficiencias", entre ellas la posibilidad de que se haya "quedado sin frenos" el tren.
Voceros de la Policía Federal confirmaron que hubo 48 adultos y un menor de edad fallecidos, cuyos cuerpos fueron sometidos a autopsias en las morgues judicial y del cementerio de Chacarita.
El ministerio de Salud porteño, en tanto, informó que fueron 675 las personas que fueron asistidas en catorce hospitales porteños, 50 en estado grave.
Los gobiernos nacional y de la Ciudad enviaron funcionarios al lugar y organizaron operativos de rescate y asistencia sanitaria en forma conjunta, mientras el juez federal Claudio Bonadío comenzó a investigar las causas del accidente.
El secretario de Transporte de la Nación, Juan Pablo Schiavi, envió a nombre del gobierno sus "condolencias a las familias" de las víctimas y señaló que "esto nos pone muy mal".
Si bien la presidenta Cristina Fernández no se manifestó sobre la tragedia, suspendió un acto que tenía previsto para la tarde en la Casa Rosada, vinculado al reclamo por Malvinas.
Schiavi admitió, en conferencia de prensa, que había "una incógnita de la responsabilidad" del maquinista en el choque y señaló que "el tren no paró y hubo un montaje de vagón".
Asimismo, anunció que "la CNRT va actuar como auxiliar de la justicia en este caso" y que se realizará "un peritaje muy profundo sobre lo que sucedió", porque resaltó que "materiales hay muchos" para entregar a los investigadores, como datos del GPS, el registro de voces de cabina y la cámara fija del tren.
La empresa TBA, responsable del servicio de la línea Sarmiento, también puso todos sus registros a disposición de la justicia y señaló que desplegó a sus médicos, psicólogos y especialistas en accidentología para asistir a las víctimas.
El accidente de hoy fue el tercero más grave en la historia ferroviaria de la Argentina, luego de los ocurridos en 1970 en Benavídez, norte del conurbano bonaerense, y en 1978 en Sa Pereyra, Santa Fe, que dejaron un saldo de 236 y 55 muertos.
El delegado gremial de la línea Sarmiento, Edgardo Reynoso, dijo a DyN que "al parecer, el tren se quedó sin frenos cuando llegaba a la estación y terminó pegando contra el paragolpes".
El dirigente de la Unión Ferroviaria Roberto Núñez denunció que la falta de inversión en ferrocarriles generaba "irregularidades, deficiencias" y "alguna situación límite" en la prestación del servicio.
El secretario de prensa de La Fraternidad, Horacio Caminos, dijo que algunas formaciones "en reiteradas oportunidades presentan deficiencias. Hay trenes que datan de los '60".



