Con las agujas del reloj marcando casi las 21.30 horas y luego del poema-presentación de Fernando Noy, la niña mimada del rock argentino apareció en escena con una especie de tutú y en un viaje instantáneo a la década del 80 empezó bien arriba con “Jugando al hula, hula”, de Los Twist.
“Estamos recordando viejos tiempos, y eso esta buenísimo”, dijo una Cantilo entusiasmada que no parada de moverse de un lado al otro del escenario para hacer “Amo lo extraño”, “Nada” y “Llego tarde”. También interpretó de manera excepcional “Ángel” de Aerosmith y homenajeó a Gustavo Cerati con “Zona de promesas”.
Tras llegar a la docena de canciones por las que pasó “Querida Totó”, “Júpiter” y “No entregues tu corazón” del disco “¿De qué se ríen?”, Fabi dejó lugar a “Los encantadores”, banda del que forma parte Marcelo Capasso, su bajista y productor.
Al regreso, y con dos cambios de vestuario, adelantó cinco temas de su nuevo álbum para dedicarle, después, a los clásicos del rock argentino que homenajeó en “Inconsciente colectivo” y “En la vereda del sol” con “Spaghetti del rock”, de Divididos y “Cinema Verieté”, de Charly García. El final, encendido, fue a dúo con el público coreando “Dulce Condena” y “Ya fue”.
“La hija del rigor” sigue tan rebelde como siempre sobre las tablas derrochando energía y buena vibra para reafirmar una vez más que no solo la chica que canta las canciones de otros sino que con su propio, maduro y juvenil, repertorio es puro y sexy rock nacional.
Luis Viviant
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