“Estamos acostumbrados a pensar en una sucesión de imágenes, que se entremezclan en palabras y frases”, que en la mayoría de las veces carecen de un significado posible dando origen a “expresiones donde un interlocutor realiza un proceso de empatía con otro y le hace sentir que “está en lo mismo”, señaló Fogwil.
Un caso relevante, sostuvo el novelista, es cuando la senadora Cristina Fernández de Kirchner dice que en el ámbito del Congreso de la Nación se está desarrollando un gran debate nacional, incorporando a un interlocutor en algo que le es ajeno a su ámbito.
También punteó, el autor de “La buena nueva”, en el marco del ciclo de conferencias de literatura del Banco Galicia que se desarrolla en la Biblioteca Nacional, que la radio, en los espacios deportivos, se volvió a utilizar un termino del siglo XVIII, el Majéstico, donde se habla en tercera persona. “Se instaló por la brutalidad de quienes los añadieron, y un clara referencia es Maradona”, ilustró.
De esta manera, “aparecen nuevas formas gramaticales o léxicos que cayeron en desuso pero que con el aporte de la tecnología producen un efecto que modifica a la persona en su integridad como individuo pensante”, sustentó Fogwill.
Además, con el surgir y el cambio permanente en los usos tecnológicos “hay una modificación en los hábitos gestuales, incluso motrices”. Otro caso que aporto Fogwill es el de los teléfonos móviles: “la gente adquirió el habito de caminar en redondo para demostrarle a alguien o así mismo que ahora ya no utiliza un cable, que antes lo mantenía quieto”.
“Esto creo una nueva forma de teatralidad, de ficción, fundada por la tecnología”, y subrayó nuevamente que esto afecta con gravedad al léxico, la gramática y la sintaxis.
En América latina todavía existen lenguas regionales en estado puro, que no han sido contaminadas por la colonización, la conquista o los mitos occidentales, “pero al mantener esa decencia tienden a desaparecer porque no se enferman del empobrecimiento lingüístico que nos rodea”.dijo el escritor.
Entonces, Fogwill sostuvo, muy a su pesar respecto al arrollador avance tecnológico que estamos viviendo como sociedad, que éste está empobreciendo el lenguaje y por lo tanto el de toda una comunidad, donde se reclama que el autor sea interesante cuando él mismo no lo puede ser” en medio de una vorágine consumista.
Luis Viviant
luisv@elcomercioonline.com.ar
