Un centenar de personas se hizo presente allí para despedirla. La mayoría eran viejos compañeros de lucha, de los tiempos en que el peronismo estaba proscripto y era ferozmente reprimido.
Muchos de ellos parecen mantener el mismo aspecto bohemio de sus años juveniles: largos cabellos -ahora canos-, boinas, y alpargatas fueron el denominador común. Otros se han "aggiornado", pero sin que esto implique renunciar a los ideales que entonces los unió.
Pero también hubo jóvenes. Un grupo de ellos se hicieron sentir porque, apenas llegados, descolgaron tres banderas sobre las ligustrinas que rodean el panteón. En ellas estaba el rostro de una joven Evita y alusiones al movimiento político que lleva su nombre.
La ceremonia comenzó con algunas horas de retraso y uno de los primeros en llegar fue el ex concejal de San Isidro Marcos Lohle, quien recordó todo lo que para los viejos peronistas significa ese panteón de negro mármol que desde hace poco es monumento histórico municipal.
"Desde los fusilamientos del 56, esta tumba era un lugar de encuentro para los peronistas, durante los 18 años de proscripción. Aquí se reunían cada 9 de junio porque lo único que no tenían prohibido era venir a rendirle homenaje a un muerto", dice.
Más tarde llegó Berta Carranza, amiga de Susana Valle y con la que tenían mucho en común, porque ella también perdió a su padre -Nicolás Carranza- en la revuelta cívico militar del 9 de junio de 1956. A su padre, dirigente ferroviario, lo asesinaron en los basurales de José León Suárez.
"A ella la conocí como dirigente de la Juventud Peronista. Era muy luchadora y muy humilde. Era la hija del militar más importante del levantamiento pero nos hacía sentir que era una más de nosotros", dijo.
Daniel Brión, hijo de Mario, un obrero asesinado en José León Suárez también estuvo en el lugar y fue uno de los encargados de pronunciar un discurso una vez que arribó el coche fúnebre y su comitiva.
Otra de las oradoras fue la diputada nacional Lita Artola. "Después de la muerte del padre ella fue muy perseguida y vivía ocultándose. No le perdonaban nada y cada vez que pasaba algo la iban a buscar a ella, que muchas veces no dudó en poner el cuerpo para salvar a otro, porque era muy solidaria", sostuvo Artola en declaraciones a Télam.
Entre los presentes estuvo también la diputada Cristina Alvarez Rodríguez, la legisladora porteña Inés Urdapilleta y el vicejefe de gabinete del gobierno bonaerense Emilio Pérsico.
La hija de Susana Valle, Soledad, llegó acompañada de sus 8 hijos. Visiblemente dolida y con el más pequeño de ellos en brazos dijo: "Mi madre fue una gran luchadora que se murió tranquila porque después de 50 años logró que su padre fuera reconocido como merecía".
Fallecida en la madrugada del domingo a la edad de 68 años, la reconocida militante peronista fue velada en la Legislatura porteña, donde se acercaron a rendirle un último adiós, dirigentes de primera línea del gobierno como el ministro del Interior, Aníbal Fernández, el jefe de Gabiente Alberto Fernández y el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde.
