En una entrevista con Télam, las jóvenes se reunieron alrededor de un mate en un centro cultural y relataron sus vivencias como trabajadoras del barrio Sancho, en Cuartel V, una zona del oeste del conurbano bonaerense de casas sencillas y calles de tierra.
"Aquí nos reunimos todos los martes desde hace tres años y fue justamente un 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, cuando decidimos formar el grupo ´Va-riendo, sin escobas´ porque somos mujeres que ´vamos riendo cuando podemos decidir sobre nuestra vida", dijo Patricia, de 25 años. Las mujeres explicaron que el nombre tiene que ver con romper los moldes que están instaladas en la sociedad y en especial en los barrios, donde es díficil tocar ciertos temas porque siempre hay otras necesidades más urgentes.
"Barrer, como símbolo del quehacer doméstico, puede ser muy necesario y de hecho lo es, pero el problema está cuando una cree que es el único camino pensado para una, sin alternativas y de lo que ´no se debe escapar´", explicó Carolina, de 24 años.
"A muchas mujeres les cuesta aceptar que en sus propias casas existan injusticias o abuso de poder o violencia, o creen que esa realidad es inamovible y siguen inculcando a sus hijos una ilusión, la del ´hogar dulce hogar´, que no nos permite ver lo que está pasando para poder decidir y actuar", señaló Yiyo con sus 20 años.
El grupo, que empezó a capacitarse para dar talleres de sexualidad a las adolescentes y participar de marchas por el derecho a decidir, comenzó a abrirse a otros temas como enfrentar la violencia contra las mujeres, el embarazo no deseado, el aborto, la anticoncepción y la economía familiar.
Todas estas cuestiones que forman parte de sus preocupaciones, impulsaron a estas mujeres a formarse, hacer cursos, compartir lecturas y expresar lo que piensan, como cuando hace una semana desfilaron con carrozas por las calles del barrio vestidas de novia.
"El tema de los noviazgos violentos es algo de lo que no se habla en charlas de educación sexual y para nosotras es un tema que aparece todo el tiempo", contó una de ellas mientras recordó que hasta los varones del barrio les piden que organicen talleres.
"Tenemos chicos de 11 años que quieren hablar sobre sexualidad pero primero plantean cosas que ven en la televisión y que no tienen relación con sus problemas reales, como por ejemplo el embarazo psicológico", contaron.
Las mujeres contaron que en el barrio hay muchos hechos de violencia y en particular de violencia contra las mujeres, y "éste no es un problema privado, sino un problema social y público", contó Vanesa,
Por eso, alguna de sus acciones son pintar grafitis, porque están convencidas de que es importante abrir temas que de otra manera no salen a la luz y provocar el debate. "Hay gente que no quiere ver escritas ciertas cosas como por ejemplo ´si te pega no te quiere´ o ´condón o sin don´", contó Vanesa.
Y dieron el ejemplo de un hombre que en el barrio es conocido por ser un golpeador y "que se lo escuchó decir a otros vecinos que nosotras deberíamos ser ´cagadas a golpes´".
El centro "Rodolfo Coronel", donde se reúnen las chicas, lleva el nombre de un referente social del barrio, que había expresado su deseo de poner a disposición de los vecinos un espacio dentro de su casa.
Por eso funciona en el terreno donde él vivía, un jardín de infantes y un salón donde las jóvenes de Va-riendo también organizan funciones de cine y talleres, entre otras actividades.
En una de las paredes del centro, sobre la vereda, las mujeres de "Va-riendo, sin escobas" pintaron una enorme flor que simboliza el aparato reproductivo femenino.
Al lado del dibujo escribieron la frase: "Aún las mariposas vuelan", que hace referencia a los grafitis encontrados en las calles de República Dominicana y que recuerdan a un grupo de mujeres asesinadas en ese país por la dictadura de Trujillo "sólo por ser militantes sociales", concluyó Vanesa.

