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Ya son tres las denunciantes del cura acusado de pedofilia en un colegio de Caseros

Al menos tres mujeres ya declararon en la causa que investiga los presuntos abusos sexuales cometidos por el cura Carlos José en la localidad bonaerense de Caseros, mientras que una de las víctimas, Mailin Gobbo, contó que llevó su historia hasta el obispo Sergio Buenanueva, a cargo de una comisión encargada de informar sobre los casos de pedofilia al Vaticano, quien le dijo que la Iglesia no podía actuar hasta que ella no hiciera una denuncia penal.
En diálogo con Télam, Gobbo contó hoy que logró contactarse con Buenanueva luego de que el obispo de San Martín, Guillermo Rodríguez Melgarejo, le recomendara no hacer pública su denuncia.

"Le conté todo lo que me había pasado, le di el nombre de Melgarejo y me dijo que se lo contara a un cura cercano, pero yo le dije que nadie me había dado bola", aseguró Gobbo sobre su diálogo con Buenanueva.

La mujer declaró ayer junto a otras dos víctimas en la UFI 14 de San Martín, a cargo de la causa que investiga los presuntos abusos cometidos por el sacerdote José en el colegio San Francisco Javier, de Caseros, cuando las tres eran menores de edad.

A su testimonio y el de Jazmín Detez, las primeras en denunciar al sacerdote, ayer se sumó también el de Cecilia Burgos. Gobbo aseguró también que ya se contactó con ella otra mujer que asegura haber sido abusada por el cura.

"Ya somos tres las personas que declaramos y hoy se contactó conmigo la hermana menor de una compañera de colegio, pero me pidió que no trascendiera su nombre porque todavía no sabía si se animaba a denunciarlo", le dijo Gobbo a Télam, luego de haberse presentado ayer en la fiscalía para ampliar su testimonio.

Las denuncias contra José fueron presentadas el 6 de abril pasado en la UFI San Martín en la causa caratulada como "abuso simple y gravemente ultrajante" con una pena mínima de ocho años de prisión.

Gobbo relató a Télam que luego del primer contacto con Buenanueva, al mes volvió a enviarle un mensaje, pero el obispo ya la había bloqueado de su Facebook.

"Lo escraché por Twitter, me pidió mi mail y me escribió. Me dijo que para que la Iglesia pudiera hacer algo, yo debía hacer la denuncia penal y la hice porque lo único que quiero es que no esté más en contacto con chicos", aseguró Gobbo, quien sufrió abusos desde los 4 hasta los 20 años.

Buenanueva, obispo de San Francisco, es el presidente de la comisión de Ministerios de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) que se encarga de informar sobre los abusos.

Fue en diciembre del 2008 cuando Mailin pudo contar por primera vez a sus padres y amigas lo que le ocurría y, en 2009 realizaron una denuncia al Arzobispado.

Sin embargo, ante la falta de respuestas, se reunió con el vicario de San Martín, Eduardo González. Mailin relató a Télam un diálogo que tuvieron en el que González le propuso que hable con el obispo Melgarejo para contarle que "lo quería mucho a Carlos José y que lo había perdonado".

Según la joven, Melgarejo la había citado para informarle que "Carlos José estaba bajo sus cuidados" y le habría solicitado que "no divulgara lo que pasó, que la gracia de Dios me iba a sanar".

Mailin es mamá de una niña de 2 años y medio y decidió enviar a su hija a una escuela laica, en la localidad de Morón "porque tengo miedos que aún no puedo sacarme". Y confesó que el convertirse en madre y empezar terapia la ayudó a empezar a elaborar lo que había sucedido.

"Mis papás me creyeron de inmediato y la primera reacción fue ir a buscarlo, él nunca lo negó, les pedía perdón. Pero después le mandó una carta a mi mamá diciendo que yo era muy cariñosa con él, que yo lo quería mucho, tratando de echarme la culpa, pero pedía perdón por haber hecho tanto 'daño involuntario'", contó.

Mailin describió a Télam que el domicilio particular del sacerdote, la parroquia San José Obrero y la escuela San Francisco Javier estaban conectadas solo por puertas contiguas. "Él (Carlos José) además de dar misas y confesar, era el representante legal del colegio, y andaba por todos lados, incluso sacaba a los alumnos de las aulas todo el tiempo 'para confesarlos'", contó.

La joven aclaró que solo tiene recuerdos nítidos de haber sido abusada por el sacerdote desde los 11 años, pero aseguró que "él compartió mi vida desde que tengo 5 años hasta mis 20", y agregó que "hay cosas que bloqueé para poder sobrevivir y por miedo".

El sacerdote era amigo de la familia y hasta incluso compartían vacaciones juntos. "Cuando nos fuimos de vacaciones a San Luis, yo dormía en un cuarto con mi abuela y mi hermana y el sacerdote en el living, pero recuerdo que cuando me levanté vi un cuchillo escondido debajo de mi almohada y creo que lo guardé yo", recordó la joven.

Otro de los episodios relatados por Mailin ante la fiscalía fue cuando tenía 16 años: "fuimos a la Iglesia y él me llevó a su cuarto y me acuerdo que cerró la puerta y me hizo sentar a upa y me manoseaba", mientras que otras veces la sacaba del aula y "siempre abusaba de mí".

La joven recordó que el sacerdote la abrazaba "bien fuerte y me apoyaba su miembro erecto. Si yo lo rechazaba un poco, él me apretaba más fuerte".

"Hay un video grabado de cuando yo estaba en primer grado en una fiesta de disfraces, donde aparezco bailando con una amiguita y él me agarra para bailar. Se ve como se transforma mi cara, miro para otro lado y sigo bailando; pero en off, bloqueada, como viví muchos años de mi vida", relató.

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