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Testigo reconoce al detenido por el robo al bingo de San Fernando

El joven de 18 años detenido por el robo de 250.000 mil pesos del bingo de San Fernando, fue reconocido por un testigo en una rueda de reconocimientos. Con este reconocimiento positivo el fiscal de San Fernando a cargo de la causa, Oscar Núñez Barreto, cuenta con un nuevo elemento para pedir su prisión preventiva.
El imputado, identificado por las fuentes como Nicolás Carrizo (18), fue sometido ayer a una rueda de personas con cuatro testigos y uno de ellos lo reconoció como la persona que salió corriendo del bingo con una bolsa de residuos.

Las fuentes explicaron que el testigo que lo reconoció fue el encargado de la playa de estacionamiento del bingo, que fue la única persona que vio claramente y a cara descubierta al delincuente que cometió el robo tanto cuando entró, como cuando
salió.

Con este reconocimiento positivo el fiscal de San Fernando a cargo de la causa, Oscar Núñez Barreto, cuenta con un nuevo elemento para pedir su prisión preventiva.

Carrizo fue detenido el viernes pasado durante un operativo realizado en Ruperto Mazza al 1600 de la localidad de Tigre, en base a un identikit elaborado por testigos del hecho y a imágenes de las cámaras de seguridad de la casa de juegos.

Pero el dato más relevante es que se determinó que el detenido era hermano de un ex empleado del bingo que trabajaba en la tesorería, el mismo sector donde se concretó el robo, y había sido echado a comienzos de mes.

Según los voceros, la detención confirma las sospechas de que en el caso actuó un entregador que conocía con precisión los movimientos y horarios del local, tal como creyeron desde un principio los detectives de la Subdelegación de Investigaciones de Tigre, a cargo del caso.

El hecho que se le imputa ocurrió el martes de la semana pasada a las 6 en el "Bingo King", situado en el cruce de Madero y Constitución, de San Fernando, cuando un hombre vestido con las ropas de los empleados que trabajan allí se acercó a la tesorería,
situada en el tercer piso.

El ladrón se colocó una campera y una capucha, golpeó la puerta de la administración y así ingresó al sector donde en ese momento estaban contando sobre una mesa la recaudación del día.

El ladrón se apoderó de todo el dinero, unos 250.000 pesos, sin mostrar armas y sólo mediante una intimidación verbal a cuatro empleadas de entre 22 y 26 años.

"Pongan toda la guita en la bolsa que abajo estamos todos enfierrados", les dijo a las jóvenes, mintiéndoles respecto a que en la planta baja había cómplices armados.

El asaltante, que ya en la planta baja se quitó la capucha, huyó corriendo del lugar con el dinero, el cual colocó en una bolsa de consorcio que había llevado consigo, frente a la mirada de un vigilador que salió a perseguirlo por la calle pero no pudo alcanzarlo.

Los investigadores siguen trabajando para lograr recuperar el dinero -al detenido no se le encontró nada del botín-, y tienen en la mira a otros sospechosos que pudieron haber aportado información.

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