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Fascinados en el Irizar, contaban la travesía por internet

Viajar por la Antártida y haber estado en una travesía del rompehielos "Almirante Irizar" es una experiencia indescriptible que genera sentimientos difíciles de transmitir, según coincidieron científicos, técnicos y marinos que viajaban en el buque que se incendió esta madrugada.
Muchos de los tripulantes que vivieron los momentos de dramatismo, tensión e incertidumbre que siguieron al incendio de la nave, habían registrado distintas crónicas en una página de Internet sobre sus días de viaje en el Irízar.

El guardiamarina Emiliano Deón, quien cumplió 25 años en marzo último, realizaba su primera experiencia en el continente blanco como comandante de las lanchas de Desembarco de Personal y Víveres y como oficial de seguridad náutica se enteró en noviembre último de que al mes siguiente comenzaba su viaje en el Irízar.

"Tuve la oportunidad de navegar por lugares que nunca imaginé, me sorprende día a día los diversos paisajes que voy descubriendo", declaró.

Andrés Herrera, de 43 años, suboficial de la Armada Argentina, transitó por diferentes destinos hasta que su vida tomó un nuevo rumbo que lo condujo al rompehielos Irízar.

Contó sus días a bordo y sus recorridas por las camaretas, tras expresar que su anhelo más profundo era "poder tener junto al resto de la tripulación una buena navegación y que las tareas se realicen correctamente para asegurar de esta manera el regreso a casa".

El teniente de Navío Pedro Ignacio Hurtado Zerpa, de 32 años, es integrante de la Armada de la República Bolivariana de Venezuela y estaba a bordo del Irízar.

Nacido en la ciudad de Caracas, ingresó en la marina en 1990, tuvo destinos en distintas fragatas, y actualmente se desempeña en la Escuela de Grumete y el Transporte "Guajira".

A su llegada a la Argentina, y antes de embarcarse en el rompehielos, sintió que "el pueblo argentino es muy cálido y receptivo". En el Irízar sintió lo mismo, y vivió una experiencia que lo hace sentir un "privilegiado".

"Para nosotros, navegar con hielos y baja visibilidad es una experiencia poco frecuente. Realmente las expectativas las he cumplido, y somos pocos los privilegiados en conocer esta parte tan bella del planeta", dijo.

El médico cirujano Rodolfo Da Corte, de 45 años y nacido en la ciudad de Rosario, combinó las profesiones de médico y militar, y llegó al Irizar luego de otras experiencias en el Amazonas.

Da Corte ya había realizado otro viaje en el Irizar: "Cuando estuve la primera vez tenía miedo por lo desconocido y ansiedad ante lo nuevo".

"Los preparativos fueron arduos, había que montar toda una organización preventiva por la cantidad de personas a bordo y las que estaban en las bases, hacer revisar todos los equipos y alistarse para prevenir cualquier evento que surgiera en la campaña", contó.

Hoy surcó nuevamente las aguas del continente blanco como médico cirujano del Irízar, pero añorando llegar a su ciudad y estar con su familia.

El teniente Segundo de la Armada de Chile, Cristóbal Ignacio Ugalde Rother, de 29 años, submarinista y nacido en la capital del vecino país, también estaba a bordo del Irizar.

"El viaje me parece extraordinario. Me siento privilegiado de estar acá. Yo no le había comentado nada a mi esposa que me había postulado para este viaje y cuando me llegó la nota se lo comenté. Ella me conoce y sabe lo mucho que significa para mí estar acá, así que me entendió", dijo.

Claudio Parica, de 52 años, científico del Conicet y geólogo de la Dirección Nacional del Antártico, vive en la localidad del conurbano bonaerense de Liniers y viaja a la Antártida en forma ininterrumpida.

Viajaba en el Irizar mientras lleva a cabo el proyecto de "Evolución tectomagmática y paleogeografía de las islas Shetland del Sur".

Rubén Bersano, entrerriano de 55 años, de la Fuerza Aérea Argentina y especializado en Meteorología, estuvo por primera vez en la Antártida en 1972, cuando fue destinado al Centro Meteorológico del Destacamento Naval Orcadas.

En esta oportunidad viajó en el Irízar para revisar y proveer instrumental metereológico de las bases, verificar el relevo del personal y anotar todas las novedades y beneficios para las próximas campañas antárticas.(Télam).

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