Mensaje de Monseñor Ojea para la fiesta de la Inmaculada Concepción de María
Hermanos y amigos, todo el pueblo de Dios celebra el 8 de diciembre la gran Fiesta de la Inmaculada Concepción.
Por eso, al celebrar cuán cerca de Dios está la Virgen, nos sumergimos en este misterio de la Inmaculada Concepción y nos damos cuenta de que María, cuanto más cerca de Dios está, cuanto más fe demuestra, cuanta más confianza y abandono en la Providencia demuestra, cuanto más se pliega a la voluntad de Dios, tanto más cerca de nosotros está, tanto ella, Madre de Misericordia, tiene el corazón mirando a sus hermanos.
La Virgen es la criatura más perfecta que nosotros podemos presentarle a Jesús, por eso le decimos en este día: “Señor, vamos con ella, queremos que no nos falte ella, queremos que ella siga caminando con nosotros, queremos mirarla y aprender de su entrega, de su sí, de su plegamiento total a la voluntad de Dios, de su abandono, y al mismo tiempo de sus ojos misericordiosos; vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos.
María no se alejó de nosotros por estar cerca de Dios, al contrario, al estar cerca de Dios, al ser inmaculada estuvo y está más cerquita de cada corazón, de cada problema, de cada angustia y de cada esperanza.
Qué podamos celebrarla juntos, en familia, en la familia diocesana que tanto la honra.
Qué Dios los bendiga.