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Los entretelones del juicio oral a García Belsunce

Estos son algunos de los detalles pintorescos que ocurrieron en la nueva audiencia del juicio oral por el encubrimiento del juicio oral.
NI UN PELO DE TONTO
En su desesperación por mostrar que las cinco balas que María Marta tenía en la cabeza no eran visibles, el médico Juan Gauvry Gordon exhibió en una de las fotos del cadáver ante el tribunal el orificio que había sentido y, luego, para que se entendiera lo mostró -literalmente- en la cabeza de uno de los jueces.

El elegido fue Alberto Ortolani, a quien el acusado tocó la cabeza para exhibir dónde había encontrado "un solo orificio".

Lo gracioso fue minutos después, cuando explicó que la fractura estaba cubierta por un engrudo de sangre y pelo, y señaló: "Como si tuviera mucho gel, como el doctor", aunque dijo que la víctima tenia "más pelo" que el magistrado. Las aclaraciones del acusado no hicieron más que sembrar risas en la sala de audiencias y una levantada de ceja por parte del juez, mientras se seguía acomodando el pelo.

EL MOZO QUE QUERIA FESTEJAR
El mozo que comprometió la coartada de Carlos Carrascosa fue contundente sobre las razones que tuvo a la hora de responder por qué recordaba, con exactitud, que el viudo había estado en el club house del country "Carmel" minutos antes del crimen.

"El partido había terminado o faltaba muy poco para terminar. Cuando voy al salón lo veo a Carrascosa llegar. Yo estaba muy contento por el resultado del partido y tenía ganas de hacerle alguna chanza, pero no tenia confianza en ese momento", dijo Gerardo Oberndorfer.
Uno de los jueces del tribunal le preguntó si Carrascosa era de River, pero el testigo no lo sabía.

LA ANGUSTIA DEL DOCTOR
Las credenciales profesionales de Gauvry Gordon fueron todo un interrogante para el tribunal, que no podía entender que se hubiera recibido como médico y hubiera comenzado a trabajar sin cursar ninguna especialidad, ni tampoco comprendía "la angustia" de la que les hablaba el acusado ante la muerte de María Marta.

"Pero era su trabajo, señor", llegó a decirle el juez Ariel Introzzi, y el médico le contestó: "Pero soy un ser humano. Los accidentes domésticos son comunes y tocan la fibra mas íntima de uno".

Los jueces seguían sin entender y le preguntaron si en ningún momento había sospechado de nada, a lo que el acusado respondió: "Estamos hablando de un country, de gente bien; soy provinciano, soy confiado, es mi esencia y no la voy a cambiar".

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