La propuesta establece la "obligatoriedad" de cobrar un diez por ciento del total de la consumición, en conceptos de propina, con lo cual ésta no dependerá de la voluntad del consumidor, sino quedaría registrado en la factura.
El límite que impone la ley es que esa gratificación se cobre cuando la consumición sea superior a 10 pesos.
Entre los fundamentos del proyecto, se explica que "la propina resulta ser un ingreso de vital importancia" para los mozos y que la norma quiere "darle certeza" al asalariado.
Lo que se busca con el proyecto, dijeron voceros parlamentarios, es que la propina "sea un derecho inherente" al trabajo del mozo, independientemente de su salario.
El proyecto establece que "los mozos y las mozas de los restaurantes, bares y otros establecimientos análogos tendrán derecho a propina por parte de los consumidores cuando su servicio se preste en las mesas".
Además, fija en "un diez por ciento (10%) con respecto al monto total de la consumición correspondiente" el concepto de gratificación.
De aprobarse, la norma fija que "el monto obtenido por el trabajador proveniente de las propinas por él recibidas no podrá ser descontado de su remuneración ni de los adicionales que perciba el mismo de conformidad al convenio colectivo".
La propina fue de carácter "obligatorio" a comienzos de la década del '70, con el denominado Laudo, pero la última dictadura militar derogó la norma.
