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La extravagancia y la estupidez humana tiene su premio

Es a través de los premios Darwind. Su creadora, una biología molecular, sostiene que este lauro distingue “a los individuos que protegen nuestra reserva genética haciendo el último sacrificio de sus propias vidas eliminándose a sí mismos de una manera extraordinariamente idiota y, de ese modo, mejorando la oportunidad de supervivencia de nuestra especie por mucho tiempo”
Todo galardón con reconocimiento tiene su lado oscuro, como un yin y un yan, pero en este caso lo que se premia es la estupidez de aquel que lleva adelante una acción que ponga en peligro su vida o de otros, y se lo bautizó Premios Darwin.

Día a día este reconocimiento, creado por Wendy Northcutt, bióloga molecular de la Universidad de Standford en 1993, ganan adherentes y fanáticos que los coleccionan en forma sistemática.

En clara alusión a Charles Darwin, el padre de la teoría evolucionista, su autora sostiene que “los Premios Darwin conmemoran a los individuos que protegen nuestra reserva genética haciendo el último sacrificio de sus propias vidas eliminándose a sí mismos de una manera extraordinariamente idiota y, de ese modo, mejorando la oportunidad de supervivencia de nuestra especie por mucho tiempo.”

Además los premios tiene su propio sitio web (www.darwinadwars.com) donde figuran los caos más desopilantes jamás imaginados.

Un claro ejemplo de la idiotez extrema fue cuando un pastor protestante del país africano Gabón convencido de que podía caminar sobre las aguas como Jesucristo decidió ilustrar a sus seguidores sobre el poder de la fe y se fue a dar un paseo por un gran estuario. Finalmente su cuerpo flotó, pero sin vida

Una de las categorías que tiene el premio, el de la Excelencia indica que el candidato debió haber sufrido una sorprendente pérdida del juicio. Por ejemplo, jugar a la ruleta rusa con minas terrestres, saltar desde un bote al agua sin saber nadar y en un lugar que está infestado de tiburones, son proezas que se perfilan para ser galardonadas.

Un sitio divertido y más que peculiar por la gente que lo compone pero también es un llamado a la reflexión como lo hizo en su momento el científico Albert Einstein: "Sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana; y no estoy seguro de la primera"

Luis Viviant
luisv@elcomercioonline.com.ar

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