Vamos a leer una pequeña parte de la carta del Papa Francisco, de la exhortación apostólica, que nos va a iluminar en este mensaje.
Dice el santo padre “El mensaje en esencia es siempre el mismo, Dios que manifestó su amor inmenso en Cristo Muerto y Resucitado, Él hace a sus fieles siempre nuevos, aunque sean ancianos, los renovará en el vigor, subirán con alas como de águila y correrán sin fatigarse, andarán sin cansarse. Él siempre puede con su novedad renovar nuestra vida y nuestra comunidad y aunque atraviese épocas oscuras y debilidades eclesiales, la propuesta cristiana nunca envejece. Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad divina.”
Él nos sorprende con su constante creatividad divina. Dejémonos sorprender por Él.
El amor es siempre una novedad y el amor es siempre una sorpresa. Dios nos sorprende a cada rato y en esta Pascua nos sorprende regalándonos nuevamente una vida nueva.
El mensaje es “yo te quiero, yo creo en vos, quiero que te integres a una comunidad, quiero que sientas la pertenencia en este cuerpo que es mi iglesia y te doy toda una gracia y una fuerza nueva para que puedas vivirlo”.
Señor Jesús, Muerto y Resucitado por nosotros, te pedimos estar a la altura de la responsabilidad que nos regalás, de poder llevar este anuncio, llevar esta verdad.
Has vencido a la muerte. La vida tiene sentido. No es que el hombre no muera, es que no puede morir porque si ha conocido el amor de verdad sabe por ese amor que no puede morir.
El amor le da la certeza de que no puede morir si ha conocido el amor de verdad.
Hace que todos nosotros podamos conocer de verdad el amor para convencernos, para creer y transmitir a los hermanos que el amor no puede morir.
Gracias por esta vida nueva, que podamos transmitirla con alegría, con paz a todos los hermanos.