Enfurecido, está dispuesto a matar a Elisa para vengarse de los hijos. Pero, en tanto, Leo se entera del paradero de su madre y se dirige allí a rescatarla.
Laureano está a punto de asesinar a Elisa cuando aparece Leo empuñando también un arma y alcanza a disparar, hiriendo a Gómez Acuña en una mano y salvando, así, la vida de su madre.
Entonces, Laureano se muestra entre desconcertado y perplejo: ahí, justo delante de sus ojos, está el joven a quien creyó muerto durante tanto tiempo. El destino dio una inquietante vuelta de tuerca: ahora es él, el mismísimo Gómez Acuña, quien está a merced de Leo. El hombre que supo gozar de la mayor impunidad posible se ha convertido en rehén de su principal enemigo. (Reporter)