“El solo anuncio de nuevos aumentos en los servicios provoca en la población en general, y en especial en las pequeñas y medianas empresas, un temor grave de que una vez más el error del apresuramiento sea el fundamento de los mismos”, reconocieron.
En un comunicado, FEBA y ADIBA coincidieron en que “los porcentajes que se anunciaron no solo provocan temor, sino una situación no deseada, que será el traslado del impacto de los mismos a los precios, profundizando de esta manera una retracción aún mayor que acelera un mercado recesivo alarmante”.
“Estos aumentos que van del 61% al 148%, representan un impacto en los costos del comercio y la industria que terminarán trasladándose a los precios, con lo que ello significa ante un consumo en situación crítica, una disminución del poder adquisitivo de la población y una consecuente recesión”, explicaron.
Por este motivo, FEBA y ADIBA afirmaron que “para las empresas no pueden tratarse estos aumentos de manera individual, sino teniendo en cuenta todo el contexto y sus impactos ya anunciados”.
Por tal motivo, solicitaron al Gobierno “la máxima mesura en este tipo de medidas, ya que estos aumentos se suman a otros que en estos momentos impactan en el comercio y la industria, como el incremento de impuestos y tasas provinciales y locales, prepagas, servicios de agua y gas, patentes, combustibles o peajes”.