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Renuevan la demanda de justicia por la embajada Israelí

Al cumplirse hoy 18 años del atentado contra la embajada de Israel, que dejó 29 muertos y cientos de heridos, la comunidad judía volvió a reclamar justicia, mientras el Gobierno argentino reafirmó su compromiso de encontrar y castigar a los responsables de ese ataque y del cometido contra la AMIA.
Como todos los años, las víctimas fueron recordadas en un acto realizado a las 14.50 en la plaza seca creada en el predio donde estaba la embajada, en Arroyo y Suipacha de esta ciudad.

Entre los oradores estuvieron el embajador de Israel, Daniel Gazit, el ministro de Seguridad Interna de ese país, Yitzhak Aharonovitch; el canciller Jorge Taiana, los ministros de Justicia, Julio Alak; de Trabajo, Carlos Tomada, y de Educación, Alberto Sileoni; el secretario de Culto, Guillermo Olivieri, y familiares de víctimas y sobrevivientes del atentado.

"En nombre del Gobierno argentino quiero reiterar nuestro sentimiento de profunda solidaridad y el compromiso permanente en favor de la Justicia y contra la impunidad", dijo Taiana.

"Nunca es tarde para buscar la verdad y castigar a los culpables", remarcó en un discurso, y agregó que "Argentina jamás cejará para que se haga Justicia" y que los responsables de los "crímenes de 1992 y 1994 sean juzgados como corresponde".

El acto, al que también asistieron el ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, y el jefe de Gabinete de esta ciudad, Marcos Peña, se inició con el clásico sonido del shofar (un instrumento hecho con un cuerno de carnero) y continuó con un minuto de silencio y la colocación de ofrendas florales.

"Este es el campo del terrorismo", describió Aharonovitch y añadió: "Estamos juntos para recordar siempre y no olvidar a los ciudadanos israelíes y argentinos inocentes asesinados".

"El atentado asesino fue perpetrado por un terrorista suicida que se inmoló en un coche bomba con 400 kilos de material explosivo. El objetivo era uno: matar la mayor cantidad de gente posible en la embajada de Israel tan solo porque eran israelíes y judíos", afirmó.

El ministro añadió que "la ola de ataques terroristas en los últimos años ha impactado en distintos países, no es un problema de Israel sino de todo el mundo", y agradeció al Gobierno argentino por estar "dispuesto a luchar contra el terrorismo en una guerra sin ningún condicionamiento".

"El único camino para derrotar al terrorismo es estar fuerte y juntos contra el terrorismo", dijo, y vaticinó que "el terrorismo nunca más volverá a vencer".

El funcionario añadió que Israel "está dispuesto a un renunciamiento doloroso" para garantizar la paz en Medio Oriente "pero hay una cosa que no está dispuesto a negociar, que es la seguridad del Estado de Israel y de sus ciudadanos".

En tanto, Gazit repudió a "los que santifican la muerte, que invocan a un falso Dios para justificar la muerte, el asesinato, el suicidio".

"A diferencia de quienes promueven ese mensaje, creemos que Dios es vida, Dios es amor, cualquiera sea su denominación y/o nombre de la religión desde la cual se lo invoque", manifestó. Y aseveró que hoy "recordamos a las víctimas mortales y también compartimos el dolor con los familiares".

"La vida debe continuar, tenemos que continuar y mantener viva la memoria. Vivimos porque la vida es sagrada", subrayó el diplomático, quien aseguró que "el mundo de esperanza (...) no quiere olvidar" estos hechos. El lema de la convocatoria de este año fue "El tiempo pasa, el dolor sigue presente, nosotros también".

El de la embajada de Israel, ocurrido el 17 de diciembre de 1992, fue el primer atentado del terrorismo global en Argentina, al que le siguió el ataque que destruyó la mutual judía AMIA, el 18 de julio de 1994, con el saldo de 85 muertos.

También habló Mauricio Klein, hijo de sobrevivientes, quien sostuvo que "hasta el día de hoy están grabadas en las retinas las inadmisibles imágenes del espanto" y sostuvo que las víctimas "siguen estando físicamente con nosotros, adquieren una dimensión mas elevada, la de nacer en nuestro recuerdo".

Klein denunció que esta fecha "es también la de revalidación de la impunidad y el desinterés oficial por esclarecer los hechos y castigar a los culpables".

Una cuota emotiva la puso Maximiliano Lancieri -cuyo padre Miguel Angel murió en el ataque- quien dijo que el atentado es una "herida abierta que no cicatriza".

"Hay historias de vida que nunca sabremos cómo hubiesen sido; entre esas está la de mi viejo, grandote, bonachón, a quien no dejaron ser el abuelo de mis tres hijas ni el tío de sus sobrinas", rememoró.

"Mi viejo no está y soy capaz de esperar toda la vida para saber por qué" lo mataron, expresó. "Alguien decidió que la vida de mi viejo no valía lo suficiente" y pasaron "18 años en los cuales mi historia ha cambiado; quiero contarles a mis hijas la historia de mi viejo con principio y fin", concluyó.

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