Sus captores habían exigido un rescate de unos 200.000 euros, dinero que, sin embargo, no se habría hecho efectivo.
Sancho, hijo de un empresario bonaerense y piloto de Turismo Pista clase 3, fue secuestrado por un grupo armado que en cinco oportunidades se comunicó con su familia para hacerles conocer sus exigencias.
Un jefe policial informó a DyN la víctima, tras ser liberada, llegó caminando hasta una remisería de Ituzaingó, desde donde viajó hasta la casa de su padre, en un barrio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El joven, tras encontrarse con su familia, fue revisado por los médicos forenses, que determinaron que presentaba algunos golpes leves.
Horas después, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Carlos Stornelli, tras confirmar la liberación del piloto, aseguró que no se había pagado el rescate exigido.
Fuentes policiales confirmaron que trabajaron en el caso personal del Servicio de Inteligencia del Estado (SIDE), la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de San Martín y la Brigada Antisecuestro, de La Matanza.
El hecho se inició en las últimas horas del domingo cuando el joven corredor paseaba en su auto con su novia por el partido bonaerense de San Martín y fue interceptado por al menos dos autos con varios hombres armados, quienes se lo llevaron cautivo en su vehículo, abandonando en el lugar a la joven.
Trascendió que los secuestradores se comunicaron con la familia de la víctima y en un primer momento le exigieron el pago de un rescate de 200.000 euros, cifra que redujeron sustancialmente tras otras cuatro llamadas.
Otra versión indicó que el padre del joven Sancho, acaudalado empresario, en los últimos días había concretado una importante operación económica, dato que esta mañana trataban de confirmar los investigadores. La policía dio intervención al fiscal federal Jorge Sica, quien ordenó una serie de medidas a los investigadores en busca del esclarecimiento del caso.
Para los investigadores, llama la atención que los secuestradores hayan exigido un rescate en euros, moneda no usada habitualmente por los delincuentes, como sabiendo que el padre de la víctima tenía una importante suma en esa divisa en su poder.
