Antes de ingresar a la sala, el ministro afirmó: "Vamos a pedir la máxima severidad con el autor de este crimen. La Policía, por intermedio mío, ha decidido estar presente en el juicio". Y ratificó: "Queremos respaldar a los familiares de nuestros caídos. Como también estamos al lado de todas las personas víctimas del delito. No sólo venimos a respaldar, sino también a exigir justicia".
A su vez, Stornelli enfatizó aque "hay un hombre que ha muerto en cumplimiento del deber por el solo hecho de ser policía".
El cabo Luis Barrientos fue asesinado durante un tiroteo con un delincuente en una estación de servicio del partido bonaerense de Vicente López en enero, en el que otro cabo resultó herido. Precisamente, Barrientos, desde un móvil, quiso cubrir a su compañero cuando era atacado por el presunto asesino.
El debate se inició este mediodía ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 5 de San Isidro, en el entrepiso de los tribunales ubicados en la calle Ituzaingo 340 de esa localidad del norte del Conurbano. Marcelo Rocchetti, abogado de la familia Barrientos, estimó que "es un juicio que no durará más que un día y el pedido al juez es de cadena perpetua".
El imputado es José Alejandro Avalos (35 años), un hombre con varios antecedentes penales -entre ellos un homicidio en 1993- y que de acuerdo a la investigación debía estar preso al momento del crimen del policía. En el momento del asesinato, estaba beneficiado por una "probation" por aquel crimen y pensó en la estación de servicio que iba a ser detenido ante la presencia policial.
El hecho ocurrió a las 18:30 del 28 de enero cuando el móvil de la cuadrícula de la comisaría de Munro que integraban el cabo Barrientos y su compañero Walter Gutiérrez patrullaba las inmediaciones de la villa Borges. Según la instrucción, los policías de la comisaría 3ra. de Vicente López se dirigieron a la estación de servicio Esso situada en Pelliza, entre Rosetti y Uzal, con el único fin de ponerle aire a los neumáticos.
Allí se encontraron con un hombre que estaba inflando las cámaras de su bicicleta y, al ver el patrullero, sin mediar palabra extrajo una pistola Ballester Molina calibre 45 y efectuó dos disparos contra el patrullero y no pudo seguir tirando, porque el arma quedó encasquillada.
Gutiérrez, que fue quien se había bajado a cargar aire, recibió un tiro en el pecho y Barrientos, que era el chofer del móvil, sufrió un balazo que traspasó el parabrisas del patrullero, le atravesó el abdomen y le cortó la vena cava.
