El fenómeno llegó con vientos de unos 175 kilómetros por hora, menos fuerza de la prevista después de que, en su trayectoria por las cálidas aguas del Golfo de México, llegase a alcanzar rachas sostenidas de 220 kilómetros por hora.
Hubo siete muertos relacionados con el huracán. Dos personas en Baton Rouge, la capital del estado, y una en Lafayette murieron por caídas de árboles, mientras cuatro pacientes de un hospicio murieron cuando esperaban a ser evacuados por helicóptero del sur de Luisiana.
Aún se desconoce el alcance de los daños materiales en las zonas de Luisiana afectadas. Unas 800.000 personas se encuentran sin electricidad, según las autoridades.
A medida que se adentraba en Estados Unidos hacia el noroeste, el meteoro comenzó a perder fuerza.
Según el Centro Nacional de Huracanes (NHC), "Gustav" pasó a huracán de categoría uno, con vientos regulares de 120 kilómetros por hora, y mientras se dirigía a través de Luisiana al noreste de Texas, fue degradado a tormenta tropical, con velocidades de viento de unos 100 kilómetros por hora.
El NHC prevé que el meteoro prácticamente desaparezca antes del miércoles.
El Centro advirtió de la posibilidad de fuertes lluvias en Luisiana, el sur y el oeste de Misisipi, Arkansas, el sur de Misuri, el sureste de Oklahoma y el noreste de Texas, que podrían dejar entre 15 y 30 litros por metro cuadrado, con zonas aisladas de hasta 45 litros.
También existe el peligro de la formación de tornados en los extremos del huracán, que tiene un radio de unos 55 kilómetros. (Télam)