El proyecto de ley de Filpo, basado en otro presentado en 2004 por la también radical Filomena D Ambrosio, dispone la prohibición de la venta de bebidas energizantes entre las 23 y las 8 en todos los comercios que las expenden, en una medida que apunta principalmente a las discotecas, que funcionan en horario nocturno. También establece multas de hasta 100.000 pesos y clausuras de hasta seis meses para los infractores.
El diputado, que es oriundo de Ramallo -distrito del que fue intendente-, dijo a LA NACION que comenzó a preocuparse por los graves efectos que causaron esas bebidas, combinadas con otras que contienen alcohol, en varias personas que fueron atendidas en el hospital local.
De hecho, destacó que "hay mucha preocupación expresada en ordenanzas y proyectos de resolución" en municipios bonaerenses, así como proyectos de ley en Buenos Aires (como uno presentado a mediados de 2006 por el diputado Luis Alberto Bruni) y otras provincias.
En los fundamentos de su proyecto, Filpo sostiene que aunque las bebidas energizantes "no contienen elementos tóxicos, ilegales o adictivos", su abuso puede producir afecciones cardíacas, y si se da junto con bebidas alcohólicas, "trastornos de salud de variada índole", incluso "problemas cardiovasculares".
Para Marta Melgarejo, una licenciada en ciencias químicas que asesoró a empresas elaboradoras de bebidas energizantes, esos argumentos no son válidos. "Lo que le hace mal a la gente es la cantidad de alcohol que toma. Como no pueden reducir el consumo de alcohol entre los jóvenes, optan por este tipo de ideas", dijo.
